El regalo

–Llamada express. Problema candente.
–¿Qué te pasa?
–El martes cumple años Laura.
–Sí, ¿vas a ir?
–Sí, claro. Por eso te llamo.
–¿Qué pasa?
–Vos, ¿qué le vas a regalar?
–Ay, qué sé yo, ¿vos?
–¡Por eso te llamo! Estoy entre una bombacha y una frutera.
–¡Surrealista!
–No, en serio. Estuve toda la mañana dudando.
–¿Entre una bombacha y una frutera?
–Mirá: la bombacha es una bombachita. Una delicadeza. Encaje belga. Negra. Hace rato que la vengo mirando, pero es de esas cosas que alguien te tiene que regalar. Como una caja de bombones. ¿Alguien se compraría una caja de bombones para llevársela a su casa y comérsela solo? Un loco.
–Lidia, ¿y la frutera?
–Ah, la frutera es un bol divino, blanco, re moderno, que vi acá a la vuelta, en un local de diseño.
–¿Y?
–Y por eso te llamo.
–¿Qué sé yo? Comprale cualquier cosa.
–¡Cómo cualquier cosa! ¿Te parece lo mismo una bombachita que una frutera?
–No, obvio, pero no te entiendo.
–Me puse a pensar: cuando una regala, ¿no? ¿Qué interviene más? ¿La imagen que una le quiere dar a la cumpleañera, o la imagen que una tiene de la cumpleañera?
–No te sigo.
–Si le regalo la bombacha, ¿Laura qué va a pensar? ¿Que yo soy muy atrevida, o que creo que ella es muy atrevida?
–¿Qué sé yo? ¿Para qué te preguntás esas pavadas?
–Imaginate si le regalo la frutera. ¿Laura pensará que yo soy moderna y que me interesa el hábitat, o que soy Susanita, siempre regalando cosas para la casa?
–¿A vos qué te gusta más?
–¿Entre que Laura piense que yo soy atrevida o que creo que ella es atrevida?
–¡No, boluda! ¿Te gusta más la bombacha o la frutera?
–¿Y eso qué importancia tiene?

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