La campaña nunca fue en el desierto. El territorio patagónico no estaba desierto. Fueron con la idea en la cabeza y la certeza de su poder de fuego: iban a dejar desierto lo que no lo estaba , porque no concebían que la naciente Nación no incorporara esa región de maravilla y riquezas espléndidas. Que los detuviera la indiada maldita, delincuente y mal entretenida era indigno, por eso en un solo paso se hicieron oligarcas y clase dominante.
Es la misma estructura. Siempre. Esa vez fue la indiada, que no podía ser otra cosa que maldita y promiscua. La indiada era zurda, podríamos decir ahora. O palestina. O mujer. O discapacitado. O inmigrante. O gitana. O bruja. O cristiana. O marrón. O LGTBQI.
Podríamos ponerle los tantos nombres que a lo largo de la historia han cargado con el estigma. Y siempre, los estigmas eran y son construcciones narrativas fabuladas a partir de medias verdades, o generalizaciones de un caso particular. Y tienen por objeto que un grupo expíe con su eliminación los demonios de una sociedad, y que un grupo minoritario concentre la riqueza. Son las dos construcciones entre las que fuimos hamacados.
Los negros queman el parquet para hacer asado. Los gitanos roban niños. Los indios son sucios y ignorantes. Los gallegos no terminan la primaria. Las mujeres son ñañosas y débiles. Los inmigrantes usan los hospitales que no pagan. Las hemos escuchado desde que nacimos, y quizá las hemos dicho sin ser conscientes de lo que decíamos, porque la lengua, el aparato de todas las lenguas, lo creó un poder que apenas unas veces en siglos pudo mutar.
Hay un poder en continuado siglo tras siglo, formato tras formato, sistema tras sistema, que recorre los velos inconscientes que se transmiten a través de la lengua. Porque salvo esas pocas veces que se movió la estructura, nunca dejó de haber pocos arriba y las enormes mayorías de la población mundial hundidas en la mierda. La clase media se va a acabar antes de darse cuenta de que es un verdadero hallazgo histórico reciente, y que durará un pedo de buzo si no se ubica.
Los indios para los colonizadores siempre fueron subhumanos, igual que todos los grupos convertidos en estigmas o cánceres que hay que extirpar, en esas metáforas médicas que adoran las dictaduras y los megalómanos mesiánicos.
Se matan guanacos, se matan pumas, se matan putas, se matan indios. Se matan palestinos, especies en extinción, mujeres, enfermos oncológicos, jubilados, discapacitados. Se mata. La “era de oro”(todo de ellos) será de muerte. De extinción especies a granel. De venganzas atroces de la naturaleza.
Y todos los que tienen el estigma tienen que correr, hasta los zurdos de Davos. Así gobierna esta peste. Paradójicamente pero no tanto, no creen en “lo irreversible de la muerte”, como dijo Peter Thiel, uno de los mega millonarios de la industria tecnológica que se reunió con Milei. Está gente tiene entre cejas hace rato una fusión entre lo humano y la máquina. Suena fuerte, pero uno lo ve a Musk y entiende. La controversia sobre si fue o no un saludo nazi solo puede existir en este contexto.
Musk hizo el saludo nazi, lo vimos todos. Y sin embargo nos instan a desconfiar de lo que vimos. Vimos mal. Quiso ofrecer su corazón. Por eso somos zurdos de mierda y tenemos que correr. Porque vimos lo que vimos, y Milei está convencido de que tenemos que ver lo que él diga.
En la entrevista que el propio Musk le hizo a la líder de los neonazis alemanes, ella dice que Hitler era comunista. El no la contradice. No lo piensen, no lo refuten, no busquen argumentos. Es inútil. Son así. Reinan en la irracionalidad y el sinsentido.
No quiero ser aguafiestas, pero con el presidente que tenemos, que se blanquea a lo Michael Jackson para una gala aria -podría disfrazarse de vaca holando argentina, todos reirían todavía más -, esta región será ofrecida en sacrificio. Estemos atentos porque si vienen por una nueva campaña del desierto, ya saben, los indios somos todos. Trump dice que no nos necesita. Es que con Milei, nos tiene.
Gracias Sandra, escucho el programa jugo de limón y si para pensarnos y accionar con todas las fuerzas de la emancipación latinoamericana
Abrazos