En un país «normal» el Estado se ocupa de asegurar el consumo interno impidiendo exportaciones que no lo garanticen. Esto no es un país «normal». No quieren que con sumamos porque no quieren que existamos. Por eso estos regímenes que todavía no han sido categorizados serán ubicados del lado del fascismo y el nazismo, pero en una versión acelerada y potenciada por medios y redes. Vivimos en la distopia de los odiadores de pueblos.