Nada es peor que Macri y sus derivados. En eso consistió la amalgama entre presidente y vicepresidenta. No es poco, pero el acto estuvo inevitablemente atravesado por las diferencias en la manera de enfrentar al monstruo que si se impone en el 23 no dejará nada en pie y arrasará con los estómagos de millones. Algunos críticos del kirchnerismo y el propio Ejecutivo hacen circular la letanía de que las objeciones al modo de gobierno albertista le “hacen el juego a la derecha”. Nada le hace más el juego a la derecha como los estómagos que ya están vacíos. Algunos críticos del kirchnerismo dan rienda suelta a la letanía de que se debe “criticar con propuestas”. Hace meses que los pocos alivios a los bolsillos populares y a la impotencia de ver intacto al poder real provienen de iniciativas legislativas del kirchnerismo que el Ejecutivo acepta bajo la presión de los hechos. Cristina no disimula nada: señala, pide, dice, propone, invita a cielo abierto al presidente a que use ahora el poder conferido en las urnas para dar las peleas que puede ganar o perder pero lo que no debe es negarse a dar. Las cartas están sobre la mesa: la “crispasión” nunca fue una voluntad sino una responsabilidad. En América Latina nunca, nadie, en ningún país obtuvo un centavo del 1% sin mostrar los dientes. Ella mostró el video de Dujovne a conciencia del dolor de cabeza que iban a tener los medios concentrados para narrar el acto: de hecho, se lo cortaron. Esas son las gambetas (y los gambitos) que quienes siguen admirando su coraje ponen en valor. Esa conciencia de la debilidad en la correlación de fuerzas y su terquedad enorme, su obstinación ovárica para hallar las maneras de saltarle por encima al monstruo y dejarle las fauces babosas. Millones seguimos creyendo que no son los bienes los escasos, sino las lapiceras. Por eso le pide que la use. Para no dejar pasar esta oportunidad sin dejarle ver al electorado que hizo bien en tener confianza. No es Cristina el obstáculo. Ubicarla en el lugar de obstáculo es otra forma de ceguera, y la suerte de este país depende de que se afine la mirada ahora, ya, porque no hay más tiempo. Más allá del estrecho mundo de los invitados especiales, está clarísimo lo que propone ella y está clarísimo que el gobierno que existe por la estrategia que imaginó desechó sus aportes, sus ideas, su capacidad y sus herramientas. Cristina nunca habla contra Alberto: todo lo que dice es contra Macri. El que quiera ver, que vea.
Cristina siempre habla contra Macri
Una lectura más del acto de Tecnópolis. Hoy más que nunca es necesario decodificar correctamente esta escena, para no ver obstáculos en una caja de herramientas. Nota de Sandra Russo.
Excelente tu lectura Sandra. Coincido q ella habla contra los cinco vivos q se enriquecen en cualquier circunstancia favorable o adversa. Cristina sigue jugando con sinceridad y en ese punto es inmensamente política.