El gesto de Ritondo se cierra sobre sí mismo: significa “los cogimos”, en el lenguaje de supremacía fálica en el que vivimos y que da por ganador “al que la pone”. El modelo de sociedad que defiende Ritondo se “se coge” a los perdedores. Por eso los feminiza.
El gesto en sí mismo es una síntesis patriarcal que dota al falo de su poder violador. Nadie que “es cogido” y destinatario de ese gesto dio su consentimiento, porque eso supondría placer. No hay placer acá entre uno y otro/a, porque el gesto perdería su sentido. El único sentido del gesto es una reivindicación del que “la puso” imponiéndose al otro. El gesto expresa jactancia. Y la asimilación del falo como poder.
Eso es el macrismo. Falo simbólico puro: el falo del apellido, de la clase, del privilegio, del capital, de la mafia, de la ilegalidad, de la corporación, del goce de la crueldad.
Nadie rompió más reglas en la historia reciente que el macrismo. Han robado, han avalado la muerte de mil maneras, han espiado a destajo, han perseguido, han encarcelado, han sacado provecho económico de sus violaciones a la ley.
A la verdad le llaman “relato”. Acá hay un solo falso relato, y es el que repiten los macristas desde que asomaron en el horizonte para desgracia de la Argentina. Son los herederos del “viva el cáncer”. Tal como sus antecesores, cuando lo dicen se vivan a sí mismos. Son ellos una grave enfermedad institucional, sin cura. Tratarlos como adversarios fue un error histórico y voluntarista: el macrismo nunca tuvo otra intención que aniquilar al peronismo vivo, porque el peronismo muerto les encanta y los acompaña.
Ahora que se acerca la condena macrista a Cristina, han desempolvado su furia machista y lo de Diputados fue el más notorio desnudismo de la ofensiva misógina que comenzaron. Los feminismos deberían estallar, porque en EEUU, el trumpismo, que es la guía tutelar del macrismo, logró que una Corte conservadora les quitara a las mujeres el derecho al aborto. Mirá Lospenatto, la “hermana” que enterneció tanto. Dice que lo de Ritondo no fue contra una mujer, sino contra una mujer que viola el reglamento. Es mentira, pero no tienen remedio.