Repaso de acciones dignas en tiempos de buenas costumbres
Jorge Elbaum
El último 25 de enero un grupo de hinchas del club Manchester United se congregó en el estadio londinenes de Selhurst Park, la casa del club de fútbol Crystal Palace para recordar la histórica patada voladora del futbolista Eric Cantoná del 25 de enero de 1995. En aquella ocasión, el jugador francés fue expulsado y antes de abandonar el campo de juego se dirigió a las gradas donde un espectador del Crystal Palace se esmeraba en insultarlo utilizando lenguaje racista. La patada le costó a Cantoná nueve meses de suspensión, 120 horas de trabajo comunitario y 30 mil dólares de multa. Tiempo después, cuando lo consultaron sobre el incidente, Cantoná reaccionó con una frase que terminó siendo el titular de varios de los periódicos publicados en la ciudad que lo vio nacer, Marcella: «Patear a un fascista no se disfruta todos los días. Sólo me arrepiento de no haberle pegado más fuerte”.
Cantoná creció en una familia atravesada por la tragedia de la Guerra Civil Española. Su abuelo fue un refugiado republicano y su familia se encargó de dotarlo sensibilidad respecto al racismo y la xenofobia. Luego de su paso como futbolista participó en iniciativas de defensa a los sintecho de su país y hospedó voluntariamente a refugiados sirios en su casa de Marsella durante dos años. Por el contrario, quien recibió la patada voladora de Cantoná, Matthew Simmons, tuvo varios antecedentes delictivos ligados a su enfervorizado odio a los inmigrantes: poco tiempo antes de recibir la gloriosa patada había sido condenatorio por agredir a un inmigrante de Sri Lanka a quien le había reclamado que vuelva a su país de origen.
El vuelo de Cantoná
Dedos marcados
Existe una historia gloriosa de las bofetadas. Pero no todas provienen de las telenovelas. La más famosa de ellas recuerda la ejecutada por Beate Klarsfeld al canciller de la República Federal Alemana Kurt Georg Kiesinger, el 7 de noviembre de 1968, durante un congreso de la Democracia Cristiana alemana (CDU) en Berlín. En esa ocasión la cazadora de nazis Beate se hizo pasar por periodista y se acercó al político –que disimulaba su pasado de militancia nazi— cumpliendo su cometido de darle vuelta la cara. Kurt Georg Kiesinger renunció poco tiempo después a la conducción del gobierno de Alemania Federal como resultado del desenmascaramiento su citado por el soplamocos de Beate.
Casi dos décadas después, en 1987, Beate y su compañero Serge contribuyeron de forma significativa a la detención y posterior enjuiciamiento de Klaus Barbie, el jefe de la Gestapo, protegido por los sectores militares bolivianos. Barbie fue extraditado a Francia, condenado por a cadena perpetua por 171 cargos, entre ellos por el traslado y posterior asesinato de 44 niños judíos que habían sido refugiados en una escuela católica en la localidad de Izieu. A Barbie se lo encontró culpable de ser uno de los máximos responsables del asesinato de Jean Moulin, el jefe de la Resistencia Francesa contra las fuerzas nazis. Cuando Beate logró la extradición desde La Paz exigió participar de su juzgamiento. En una de las testimoniales Beate miró fijamente al denominado Carnicero de Lyon pero Barbie no logró sostenerle la mirada.
Muchos analistas vieron en esa mirada de la máxima responsable de su extradición una bofetada similar a la ejecutada contra Kiesinger.
Saliva
Francisco Cuadrado Prats decidió hacer la fila de aquellos que se disponían a homenajear a Augusto Pinochet. Era diciembre de 2006. Francisco era nieto del General Carlos Prats, antecesor de Pinochet en la comandancia del ejército. Su abuelo y su abuela Sofía Ester
Cuthbert habían sido asesinados el 30 de septiembre de 1974 por un comando de la DINA –servicios de inteligencia de la dictadura chilena, con apoyo de CIA y la Triple A, entonces comandada por el ministro de Bienestar Social argentino, José López Rega. Una vez frente al féretro del genocida chileno, Francisco escupió sobre el cadáver del general. Inmediatamente fue empujado fuera de la cripta de homenaje y varios periodistas impidieron que fuese golpeado por los odiadores fascistas. Nadie puedo certificar si Francisco había leído con antelación el famoso policial de Boris Vian titulado “Escupiré sobre tu tumba”. Lo que si se pudo saber es que el nieto de Prats había cumplido con un compromiso asumido varios años
antes.
La paradoja de los tres casos es que se constituyen en ejemplos paradigmáticos dignos de enseñarse en las escuelas. La dignidad humana tiene acciones que la urbanidad no comprende. Esa debe ser la causa por la que los pérfidos del mundo transitan sus días junto a los fantasmas del espanto. Saben que cerca rondan los Eric, las Beate y los Francisco.
Este artículo me produce sentimientos encontrados .
Estoy de acuerdo con la bofetada , en el caso alemán . Por el horror desencadenado por el nacionalsocialismo alemán .
No estoy de acuerdo con las acciones de Cantona y el nieto del general Prats .
En el caso de Cantona , porque se trató de un deportista , quien debe dar ejemplo de comportamiento en la práctica del deporte . Agredió a un espectador brutalmente. Debió haberse controlado. Permitió que su pulsión lo sobrepase.
En el caso del nieto del general Prats , si bien es comprensible el odio hacia Pinochet por haber ordenado el asesinato de sus abuelos , tremendo asesino y cobarde Pinochet , eso no habilita a que escupa su cadáver. Termine iguslandose con esa acción a la bajeza de ese personaje siniestro y oscuro de Pinochet.
No debemos habilitar la venganza . La Ley del Talion. Por eso estamos como estamos .
El impulso primario del ser humano es vengarse ante la ofensa, pero eso nos conduce a un estadio prehistórico de nuestra existencia .
Yo mismo me censuró y amonestó por comentarios violentos que vierto en el Muro de Sandra Russo y en otras páginas .
No está bien proceder así; sobre todo, en personas que ya pasaron los 40 años; que les jóvenes actúen así es comprensible . Su aparato psíquico no está lo suficientemente sedimentado , por la lógica falta de experiencia de vida.
Pero no es válido promover la asuncion de estos comportamientos revanchistas , porque nos acerca peligrosamente a la barbarie , tan temida , porque nos convierte en subnormales .
Únicamente debemos acudir a nuestros instintos más primarios cuappndo nuestra familia y nuestra Patria están en peligro inminente de ser destruidas .
lo politicamente correcto ,muchas veces banaliza la MEMORIA, y tanto Cantona como el nieto del General Prats brutalmente asesinado por los esbirros de pinochet no se erigen como ejemplo ante nadie y no menoscabaron principios eticos ni morales, así que en esta los aplaudo…