Hay cosas que no son materia opinable, que están más allá o más acá de la ideología, que son prepolíticas. Son cuestiones que forman parte de los contratos sociales, siempre variables y tan en movimiento como la historia. Esas cuestiones básicas de convivencia se llaman civilización, y sus pilares suelen relacionarse con la ética, con los maltratados “valores” que pasan de boca en boca y que enunciados no significan absolutamente nada: cobran vida en las acciones de los miembros de una comunidad.
Los tuits conocidos hoy de los mismos Pumas que hace dos días hicieron un desaire deportivo a alguien que superó a cada uno de ellos en esa materia en una proporción inmedible, y que ayer quisieron reparar su torpeza y su mediocridad con un gélido pedido de disculpas, son los que están ahí, en esas espontaneidades fascistas, racistas, misóginas, elitistas, ignorantes, brutales. Sus tuits resignifican sus caras inmutables cuando los rivales, que juegan a lo mismo pero proceden de sectores populares, homenajearon a Maradona: una incomodidad de clase que les era imposible superar. El problema del elitismo argentino es que no está compuesto por la elite, sino mayoritariamente por gente como ésta o peor, que no tiene mucama a la que revisarle el bolso para humillarla, sino que sueña con poder humillar a alguien.
Hoy Los Pumas expresan el nicho del disvalor. Expresan lo peor de este país. Expresan la ignorancia ortográfica y ontológica de esos sectores que cayeron en escuelas que los prepararon para el desprecio. Expresan, a pocos días de la muerte de un verdadero ídolo popular, que los cuadruplicaba en inteligencia, la decadencia de una clase que hizo pelota un país, que no se resigna a perder, y que no abandona la ilusión de la muerte del otro. Esto último, que es aberrante, es lo que ha animado a las elites latinoamericanas siempre, compuestas como están por descendientes de aventureros sin proezas ni libros de historia que los levanten.
Hoy Los Pumas son los bárbaros que todavía no aprendieron ni a hablar ni a escribir: tanto para una como para otra cosa, hay que poder decir alguna verdad. Desde que los All Blacks comenzaron su rito de homenaje hasta ahora, Los Pumas no han dejado de caer, cada vez más bajo, en el pozo de la infamia. Con Los Pumas se terminó.
Tan lúcida e implacable como es de esperar, Sandra Russo mi admiración eterna.
Esos oligarcas de mierda….siempre lo mismo….la autocritica del pueblo debe ser como llegaron al poder esta peste…mi respuesta…adueñandose de sectores claves como los medios de comunicacion y justicia adicta
Insuperable escrito de Sandra Russo .
Suele decir que cuando está enojada es demoledora en sus apreciaciones . Brotan de esta revolucionaria de la palabra oleadas de verdades a puño que nos estremecen sin cesar .
Es por eso que los elogios vertidos a su persona son desmesurados , apoteoticos , fulgurantes .
Me ocupo de la autora , porque de estos antisociales no vale la pena hacerlo .
BRAVO, BRAVO
Genial Sandra Ruso nuestro triste realidad
Excelente. Sandra Russo es excelente. Quizá te admira mucha más gente de la que crees, solo porque somos los que jamás estamos haciendo lo que da prensa: los mononeuronales que tienen un YAGUARETÉ y postean esas cosas tienen prensa.
Nuevamente el enorme placer de leer a Sandra poniendo las cosas en su lugar. Brillante.
Sandra poniendo las cosas en su lugar y llamando a las bestias por su nombre con demoledora contundencia. Aplausos.
Gracias Sandra! Tal cual!
«El problema del elitismo argentino es que no está compuesto por la elite, sino mayoritariamente por gente como ésta o peor, que no tiene mucama a la que revisarle el bolso para humillarla, sino que sueña con poder humillar a alguien»….
Simplemente un párrafo brillante, muy Jauretchiano. Gracias.
Pega donde corresponde y lo dice con la solvencia de una gran periodista.