COVID-19, ¿otra desatendida?
Según la OMS más de mil millones de personas sufren de enfermedades desatendidas que afectan a poblaciones que viven en condiciones de pobreza y con dificultades de acceso a servicios de salud. Se concentran sobre todo en África y América Latina y, por lo general, afectan a poblaciones rurales; la lista es extensa. En nuestra región incluyen enfermedades tales como el Chagas, la Tuberculosis, la Hidatidosis y la Lepra . Son enfermedades desatendidas u olvidadas porque no caen en el radar mediático ya que, salvo excepciones, no se transmiten con velocidad y no afectan a poblaciones urbanas de ingresos medios o altos, y los ciclos de transmisión se perpetúan por efecto de la pobreza y las malas condiciones de vida y de higiene.
En África, se han reportado históricamente brotes del virus del Ébola, cuyo huésped natural son los murciélagos, al igual que el virus del SARS. Aunque el Ébola no está definida como desatendida, no llamó la atención mundial hasta que, en 2014, se produjo un brote con potencial pandémico. El virus, que hasta entonces había sido casi olvidado por gobiernos y medios de comunicación occidentales, ocupaba entonces portadas y debates en congresos científicos. A pesar de que se detectó por primera vez en África en 1976, recién a finales del 2019 se autorizó la primer vacuna.
Lo que sucede con las enfermedades olvidadas se debe a diversos y numerosos factores, pero quizá la principal razón sea el tipo de población o región afectada. Si hubiera brotes de Hidatidosis o de Lepra en regiones o países ricos seguramente la historia sería otra. Como pasó con el SIDA. Si ésta enfermedad hubiese sido una infección limitada al África profundo sería desatendida . Los avances científicos para controlar el HIV estuvieron íntimamente ligados con su diseminación a países ricos (y aún en países ricos existen barreras de acceso para la atención del SIDA dadas por la injusticia social, la discriminación y el estigma).
Podemos hilvanar lo que venimos hablando con recientes declaraciones del Director General de la OMS. El SARS-Cov2 sigue circulando, especialmente en poblaciones que no han recibido ninguna vacunación, en poblaciones desatendidas. Dice textualmente la OMS: «Viviremos con el virus de la Covid, pero aprender a vivir con él no debe significar que tengamos que aceptar que 50.000 personas mueran cada semana debido a una enfermedad que podemos prevenir y curar».
En otras palabras, pareciera que la COVID-19 pasaría a formar la lista de enfermedades olvidadas…en poblaciones olvidadas. Sin embargo, podría ser que cada tanto ésta enfermedad vuelva a tener cobertura mediática dado que «Podemos poner fin a la fase aguda de la pandemia este año; pero es peligroso suponer que Ómicron será la última variante, porque (dado la pobre cobertura vacunal en algunas regiones) las condiciones son «ideales» para que surjan otras variantes, incluso otras más transmisibles y virulentas» (OMS).
De ahí la insistencia a que se acelere la distribución de vacunas en los países que aún no han vacunado, en las regiones pobres, olvidadas, desatendidas. En casi todo África.
Excelente artículo.
Muy realista .