-Este partido es el definitivo, y no podemos jugarles de igual a igual ¿entendés?
-¿Y por qué no podemos jugarles de igual a igual?
-Porque nos van a llenar el arco de goles.
-¿Y nosotros a ellos no?
-Como si fuera tan fácil. La defensa de ellos es casi impenetrable.
-¡Qué impenetrable! ¡Ya les ganamos, y más de una vez! Además: ¿Defendernos solamente, jugar el empate? ¿Regalarles la cancha y la pelota? ¿Y que nos putee la hinchada de acá a la eternidad?
-¿Para quién el café?
-¿Eh? Ah, para mí. La única chance que tenemos es defendernos todos juntos atrás. Unidos.
-Regalarles la cancha no es la solución. Los vamos a tener peloteándonos el arco los 90 minutos. ¡Hay que atacarlos! Y que se tengan que defender también ellos.
-Si los atacamos dejamos agujeros atrás, y los van a aprovechar. Hay partidos para atacar, y partidos para defenderse. Y para salir campeones hay que saber cuándo conviene una cosa y cuándo conviene otra.
-El cortado entonces es para usted. ¿Azúcar o edulcorante?
-Edulcorante. Para salir campeones tenemos que meter goles. Yo quiero que salgamos campeones. Además, necesitamos del apoyo de la gente, es fundamental. En los últimos partidos, como estamos jugando, ya se empiezan a ir antes de que termine, La gente, nuestra gente, quiere que salgamos a ganar, no a empatar. ¡Empatar es perder!
–La gente nos va a seguir apoyando. Con el tiempo van a valorar. Vas a ver. Lo importante es salir campeones.
-¡Pero jugando así no vamos a salir campeones!
-¡Como querés jugar vos no vamos a salir campeones! Si atacás siempre sin medir las consecuencias ya sabemos lo que pasa. ¿Te acordás no? ¿Y sabés qué? Quedáte arriba si querés, y peleáte con todo el mundo. Siempre haciendo kilombo vos.
-Hay que salir con todo lo que tenemos, si no, nos pasan por arriba.
-Es al revés, hay que medir cada paso y andar con cuidado para no fracasar.
-No va a andar.
-Yo creo que sí va a andar.
-¿Les traigo algo para comer, un sanguchito?