El golpe blando perpetrado ayer por la corte que encabeza Rosatti sólo fue posible porque la sociedad en su conjunto y en especial los factores de poder corporativo perciben un gobierno sin reacción ni iniciativa, al que se puede golpear una y otra vez, con fuerza y saña creciente, sin temer su reacción. El argumento central, la famosa correlación de fuerzas, es una serpiente que se muerde la cola. Una profecía autocumplida.
A veces, hay que ir a fondo, con o sin los apoyos legislativos necesarios. Para visibilizar los temas, para darles la entidad que merecen, para que el adversario político pague algún costo por sus bravuconadas. Para, en el mejor de los casos, volver pírrica la victoria del otro que no podemos evitar.
A modo de ejemplo, si Néstor se hubiera quedado con la relación de fuerzas inicial, el modesto 22%, no sólo no ocuparía el lugar que ocupa, sino que más temprano que tarde hubiera perdido ese modesto apoyo. La política es devenir, es cambio permanente, son ciclos en uno u otro sentido. Se hace camino al andar. O te pasan como alambre caído.
El silencio del presidente y su círculo, las tímidas justificaciones del ministro Soria ante los reclamos de periodistas afines, no hacen sino confirmar que el gobierno es conservador: cree que conservar el escaso aire político que le queda es el negocio menos malo, frente a la opción de ir por más, confrontar y perder.
Maquiavelo recomendaba al príncipe ser amado y temido a la vez, en partes iguales. Por supuesto que impostar o fingir lo que no se tiene es contraproducente (que lo diga De La Rúa, por ejemplo), pero por este camino, no se obtiene ni lo uno ni lo otro. Los días sin respuesta oficial, el pesado silencio o los intentos personales de algún que otro funcionario, sólo contribuyen a alimentar una percepción ya instalada, tanto en la política como en la sociedad: un presidente agobiado, perdido, desdibujado, mucho más debilitado por su propia inacción que por las diferencias con la socia mayoritaria de su espacio político.
No hablamos ahora de Vicentín ni del campo que, según el slogan de la SRA, al cultivar el suelo sirve a la Patria y no a sus propios intereses. Hablamos de la Justicia, la institución más desprestigiada del país, consenso curiosamente compartido por encuestadores de todo signo y pelaje.
Esta afirmación al menos emparda la que sostiene que el lawfare es un problema de los políticos, ajeno a las preocupaciones de los argentinos de a pie. Cuando la justicia impide que el estado regule los precios de los servicios de telefonía móvil e internet, por ejemplo, ¿no se mete en nuestro bolsillo, que es la víscera más sensible? ¿O hay que esperar que declaren inconstitucionales también los derechos de exportación que sostienen el fisco?
A mediados de los noventa, cuando HIJOS comenzó con sus escraches, tenía una correlación de fuerzas bastante más adversa que el actual gobierno nacional. ¿Hubiera bajado los cuadros Néstor, se hubieran reabierto los juicios de lesa humanidad sin esa militancia incansable? Difícil hacer historia contrafáctica, pero seguramente todo hubiera sido más difícil. Volvamos al Poder Judicial. ¿Qué se podría hacer al respecto? Movilizar, por supuesto. ¿Y decir? Mil cosas. Veamos.
La metáfora preferida de la antipolítica: un país es como una casa, ahora reversionada.
-¿Puede el presidente del consejo de administración de tu edificio reemplazar al administrador o viceversa? ¿Puede uno de ellos concentrar ambas funciones?
-No, porque uno debe controlar al otro. Sería grave.
-Sería grave en un consorcio, imaginate en un país.
-¿Qué pasa si te mandás una cagada en tu laburo?
-Me rajan, obvio. A mi también. A ellos no. ¿Te parece justo?
Acá no sólo tenemos una flagrante inequidad. Tenemos también un incentivo para impartir mala justicia, porque la falta de sanción se traduce en eso.
Argumentos, posibilidades, recursos, sobran. Pero la condición previa y necesaria es la voluntad. Eso, justamente, está por verse.
Acuerdo en todos los términos de lo expresado por Gaston Garriga .
Lamentablemente no hay nada que hacer .
Kirchner se equivocó en convocarlo a Alberto Fernandez. Lo mismo hizo con Cobos .
» Alberto Fernández es un error histórico » ( Alicia Castro ) .
Esto es » Cronica de una muerte anunciada » .
Es un inútil, perverso, pusilánime, retorcido .
Ya fue .