Cooke anda sabiendo (específicamente) en quiénes vive y en quiénes no. No por táctica, no por contubernio. Solo por compromiso perenne con los mas sufridos de los sufridos. Por sílaba de odio a los poderosos, por rasgada vestidura de coraje. El gordo merodea. Suscribe panfletos, los rompe, los vuelve a escribir. Escupe verdades incómodas, te mira a los ojos. Te escruta. Mirá el pasado como si observara una película inolvidable. Planifica regresos. Enlaza los pedazos desarticulados de grupos necesarios para la vuelta. Tiende puentes. Arregla los asfaltos rotos por discusiones pelotudas. Pero no renuncia a nada. Nadie nunca logró que guarde la Bersa 380 en el cajón herrumbrado de la memoria. Quizás sea por su pormenorizado estudio de la historia. El gordo discute, insiste, se enfrenta a los inmóviles papagayos del miedo y la traición. Les advierte sobre su complicidad por acción u omisión. Argumenta. Habla con lxs pibxs. No arruga nunca. Lucha con nosotros. Vive. Claro que vive. Y mucho.
Cooke sabe
Nombre paradójico de John para un certificado nacionalista popular y anti imperialista: el gordo anda como vida de consulta para quienes entendemos la felicidad de los pueblos como una búsqueda de sudores sangrados con nombres, apellidos y rostros. Nota de Jorge Elbaum
Este artículo del gran periodista, poeta, y mucho más, Jorge Elbaum, sobre John William Cooke me provoca pensar otra vez en él, siempre me interesó su figura. Quedo con ganas de más Jorge.