Profecía equina

Antecedentes y señales de un intervalo histórico de crueldad y sadismo. Nota de Jorge Elbaum.

Testigos que vieron correr a la tropilla por la panamericana pudieron constatar la desesperación de la huida. Los 46 equinos habían logrado atravesar los alambrados de un terreno perteneciente al cuerpo de Granaderos a Caballo, el regimiento creado por José de San Martín en 1812. 

Cabalgaban hacia el sur, en contramano a los autos, en dirección hacia la Ciudad Autónoma: habían tomado la decisión de fugarse, de escapar del patrón de la caballeriza ministerial, el ministro Luis Petri. Según uno de los automovilistas, que divulgó por las redes sociales la sugestiva escena, el caballo que lideraba la tropilla portaba una inscripción en su grupa: “Pegasus”, el mismo nombre e idéntico color al potrillo de Zeus, la máxima divinidad griega.  

Otro de los comentaristas recordó que Pegasus tenía la capacidad de volar y que quizás esa particularidad explicaba por la que el líder de la tropilla lograba mantenerse suspendido a varios centímetros del asfalto. Según la mitología griega –agregó un tercero– Pegasus había nacido como resultado del derramamiento de sangre proveniente del cuello de Medusa, mientras Perseo llevaba a cabo la tarea de decapitarla, utilizando un espejo, para no mirarla, dada la capacidad de Medusa para petrificar a cualquier ser vivo que osara mirarla a los ojos. El comentarista del posteo, recordó, además, que la cabellera de Medusa estaba compuesta por serpientes vivas que atraían la atención de las víctimas para ser convertidas en estatuas.

La última de las apostillas, sin embargo, fue la más llamativa. Permaneció en la red apenas unos minutos y luego fue eliminado. Algunos de los seguidores del automovilista que sacó las fotos de Pegasus y su tropilla lograron obtener una captura de pantalla: “Pegasus está, indudablemente, huyendo de un precipicio al que lo quiere enviar Petri, Milei y sus adictos”. 

Según un relevamiento realizado con posterioridad al momento de la obtención de la captura de pantalla, quien posteo dicha aseveración decidió borrarla de forma inmediata dada la nueva disposición de la ministra Patricia Bullrich relativa al “patrullaje cibernético de inteligencia”, con la que se pretende censurar, silenciar y criminalizar las opiniones políticas críticas hacia las serpientes de Medusa, sus acciones petrificantes y su sádica crueldad. 

Quien quitó el posteo adujo, en forma confidencial, que Pegasus decidió liderar la fuga como una advertencia a los ciudadanos argentinos de aquello que está por venir.  Además, aseveró con conocimiento de causa, que el hijo de la sangre de Medusa había logrado convencer a los 45 equinos restantes acerca de la alarmante infiltración –en la tropilla de los Granaderos– de un espécimen denominado Incitatus, heredero del caballo del emperador Cayo Julio César Augusto Germánico, más conocido como Calígula. 

Según el comentarista –familiarizado con las versiones divulgadas por los subalternos del titular del Regimiento de Granaderos, el teniente Matías Mones Ruiz– Pegasus habría liderado la exposición ecuestre como una forma de rechazo a la pretendida extravagancia pretendida por los admonitores patrocinadores Incitatus

Calígula no llegó a gobernar cuatro años, pero le alcanzó el tiempo para nombrar a Incitatus como Cónsul en el senado y llegó a organizar su boda de casamiento con una mujer, por considerar que las yeguas no estaban a su altura. El emperador se consideraba un dios y había prometido exterminar a todos sus oponentes. 

Una fuente citada por Filón de Alejandría sugiere que el 24 de enero del año 41 –el día que varios pretorianos ejecutaban a Calígula– se vio a Pegasus liderando una tropilla en el predio donde Vespeciano, tres décadas después, decidió construir el Anfiteatro Flavio, más conocido como Coliseo.  

Los historiadores especializados en los estudios de la Roma Clásica coinciden en advertir que todo equino blanco, portador de la sangre de Medusa supone una garantía premonitoria. Estamos avisados.

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2 comentarios

  1. Cómo te amooo Elbaum!!! Leerte me hace recordar una y otra vez que valieron la pena mis amados estudios en Letras… y que todavía nuestros intelectos VIVEN… Hay esperanza. Claro, si el sentimiento no nos hace perder fuerza… Frente a tanta «gente de bien» que se arrogó el derecho de perturbarnos cada día… GRACIAS.

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