Los partidarios de la muerte ayer tuvieron un día excitante. Muchos recurrieron a formas elípticas y cínicas, y otros fueron directo a ese abanico cloacal que los caracteriza.
Cómo no iban a festejar si se murió la mujer que había dejado de ser ella para fundirse en una causa, que es justamente lo que ellos se propusieron eliminar.
Los partidarios de la muerte lo son por impotentes. El odio viene después de comprobar que hay personas que no se acomodan ni se venden.
A Hebe la habían acusado de corrupción para desangelarla. Igual que a Cristina. Igual que a Milagro. Hay que ser ciego o partidario de la muerte para no ver una escena bizarra y psicópata en la que los ladrones linchan a su enemigo al grito de ladrón.
Esas tres mujeres tienen una causa, un sueño, un motivo para luchar que no las tiene en el centro: su motivo de acción son los otros.
Los partidarios de la muerte luchan para sí mismos, pero le sirven todos, los jerarcas, el medio pelo y la runfla que ve fachotelevisión, a un mismo poder. Están todos regados por montañas de dinero, hasta sus lúmpenes.
En esta vorágine en la que en un mes pasan dos años, han pasado de odiar a gozar la muerte.
Lo peligroso y grave de este momento es que la violencia estalla y ya este país no es el mismo que el de antes del 1 de septiembre, ni el de ayer, cuando la monada facha se relamió con la muerte de una mujer humilde que durante cuatro décadas fue el señalador láser más potente de las miserias y los bajos instintos de los enemigos del pueblo.
Pero lo aleccionador del odio es que indefectiblemente está dirigido a los que ellos visualizan como obstáculos políticos para su proyecto de demolición de la democracia y el bienestar popular.
La verdadera oposición, la única resistencia al modelo de muerte que tienen en mente, está integrada siempre por los que ellos odian.
Dime a quién odian los partidarios de la muerte, y sabré quién pelea por la vida y la felicidad.
Perfecta y sentida descripción, de una cloaca inmunda por un lado, y de una mujer que era y es, un Jardín de vida…más allá de las horrendas muertes que la penaron..
Por amor y con amor libraba la batalla…Aún cuando usaba palabras «soeces»para los garcas,dejaba ver su sabiduría…HLVS Hebe….
El amor vence al odio. Y el amor que siente la mayoría del pueblo argentino por nuestra Madre Hebe no lo tendrán jamás estos partidarios de la muerte que quedarán en el olvido eterno de la sociedad, mientras que Hebe ya es una prócer nacional. Todo nuestro corazón y amor con vos, querida Madre. Y todo nuestro clamor porque esta gente que odia pueda curarse de sus errores.
Cuantas verdades dichas con palabras sollozadas desde la mas profunda tristeza.
Es una nota abarcarriva .
La sensación de impotencia que nos agobia , al menos así me parece, es la pasiva resignación que existe en el llamado campo nacional y popular .
Ante el avance desenfrenado , oprobioso de la derecha-ultraderecha , siempre ha existido una parálisis asfixisnte ; salvo la reacción de fines de la década del 60 y parte de la del 70 del siglo pasado.
¿ Cómo se buscó deskegitinsr a esta reacción operada ? Se los llamó » subversivos » , » subversivas » . Ahí está una vez más la apropiación del lenguaje de la derecha . No eran subversivos ni subversivos. Eran guerrilleros y guerrilleras . Lo que pasa que sl decir » subversivos o subversivas » se los coloca en el lugar del horror ; de lo diabólico.
Si decían » guerrilleros » o » guerrilleras » validaban su lucha porque acudían a lo heroico ; a lo altruista .
Debemos hacerles frente ; desde no dialogar más con esa gentuza – lo hice – ; no relacionarnos jamás . Son irrecuperables ; pero cuando nos provocan , porque saben nuestra ideología , salirles con los tapones de punta ; no psra debatir , sino psra aplastarles .
No tienen consistencia ideológica ; tienen odio embrutecido , sórdido , abyecto , bajo , viscoso . Son entre sub y anormales .
Ignorarles y enfrentarles es la clave .
Recordemos todos los dichos de Hebe. Y no debemos permitir que los delincuentes que usan el odio como herramienta de dominación sigan impunes. Justicia.