Un sacudón al cuore

(con esta carta, publicada en el número 11 de la revista El expreso imaginario, en junio de 1977, empezó todo. Fui invitada por Pipo Lernoud a ser jurado de un concurso de poesía. La propuesta devino en la sección «Poesía Inédita, poesía vital», y así empezó mi carrera como periodista y escritora.)

Hola che. Permitime escribirte pensando que no sos una revista. Que te compro, que no te venden, que vos no sos una cosa organizada y yo no soy una mina tan despelotada. Juguemos a que somos los intentos hacia algo, a que vos me diste y yo recibí, a que no va a haber Correo de Lectores sino un café de por medio y la calidez de unos ojos que miran otros ojos y escuchan más que un puñado de palabras.

Ahora juego a que estás de acuerdo.

Tengo 18 años; casi casi 19. El año pasado estudié sociología, ¿sabés? Largué porque me rayaba, porque soy demasiado tarada como para concebir algunas cosas.

Soy tan tarada que a veces no entiendo el agua. A veces ni entiendo el cielo: lo miro y lo miro y no lo entiendo. Y mirá si seré tarada que todavía creo en la libertad, en la no-etiqueta, en la poesía y en las carcajadas.

La cosa era que en la facultad me decían que mi concepción de las cosas era ingenua, infantil. Traté de ver cómo era ese lenguaje tan interesante que me veía forzada a paladear. Y sí, me rayaba…

Es tanta la mierda que hay, que apenas si podés reservarte un cachito de fe en lo auténtico. Por eso el miedo, el tremendo miedo que tengo de creer y de que me defrauden.

Hay muchas cosas que acompañan a mi generación. Paralelos a los vendedores, a los acaparadores, a los carceleros de tiempo, a los guardianes de la risa, surgen de pronto actitudes que te ayudan a avalar otra esperanza. Surgen posturas no ficticias. Y viene el arte y la música. Y la gente se junta. Y cuando comprobás que hay aunque sea dos que están solos, entonces sabés que las respectivas soledades no son absolutas.

Y es hermoso encontrarse de pronto con chicos como vos cantando algo como Quiero Ver, Quiero Ser, Quiero Estar. O pasar el kiosco y llevarse el Expreso cada principio de mes; o releer por millonésima vez a Ungaretti, o a Montale, o a Benedetti, o a Marcucci; qué se yo…

A los 15 años me llegó a las manos un libro que me abrió 1000 puertas y me acompañó en los momentos feos, y me siguen acompañando desde entonces: DEMIAN, de Herman Hesse. En él encontré que no era yo la primera criatura viviente que quería vivir y no sabía cómo…

Hay una frase, una de las tantas: sólo intentaba vivir aquello que tendía a brotar espontáneamente de mí. Por qué habría de serme tan difícil.

Y comentás un libro, asomás una sonrisa, te animas a una palabra, descubrías a un amigo.

Esa locura, o ese fanatismo que dejan ver los chicos cuando escuchan a Charly, o a Nito, o a Porchetto, o a Los Jaivas, o a León, a todos ellos, no es el «AMOR» de los clubs de fans que darían diez años de vida por un elástico de un calzoncillo de Sabú o de Julio Iglesias. Es el AMOR a lo que ellos dedican su música: a la VIDA en sí misma, a la pureza de la VIDA, sin discos ni entradas ni fama ni éxito ni boludeces.

Ahora escucho a Raúl: «Sentado sólo aquí bebiendo el universo…». Me gustaría conocer a Porchetto pero ¿ves? , sin tejer ningún romance tipo niña-de-primavera-con-su-galán-favorito. Me gustaría charlar y decirle que lo quiero, como quiero de alguna manera a todos los seres que son capaces (todavía) de «sentarse solos a beber el universo».

Por eso jugué a que no te compro y a que no te venden. Nuestra única manera de comunicarnos es esa. Bueno, la aceptamos. Pero por dos hojas jugamos a que somos amigos. Y me gustó más.

Y por favor, seguí «dando». No te «vendas». Te mando unos poemas. UN BESOTE. SANDRA RUSSO.

Ahí te mando una estrellita. Abrí la caja a oscuras, porque si no no la vas a ver.

***

La respuesta de la redacción fue:

N. de la R.: «Hola Sandra: nos pegaste un sacudón al cuore. De eso se trata el Expreso cuando puede. No quiero decirte que cartas como la tuya ayudan a vivir, porque eso ya lo decía Tita Merello hace años, pero que la gastan, sí. La cajita la abrimos en la oscuridad del laboratorio de fotografía. Vimos la estrella. Vení pronto».

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14 comentarios

  1. tu carta es asombrosa para una chica de 18 años,
    yo lei Sidarta de Herman Hesse y tambien habla de un hombre que busca como vivir. La pregunta es, que encontraste o mejor dicho que camino encontraste?
    Te veo en el programa del 7 y veo que es una buena oportunidad para plantearlo…

  2. Sandra, muy lindo el blog, pero no sabia que existian los blogs en el 77… esto es una funcionalidad de WordPress que no tienen otros blogs, que bueno. Cuando vuelva a Baires ire a tu taller, como postdoc del de Sandra Buongarzone, mi profe… Dos Sandras, muchas Sandras en mi vida… otro dia te cuento sobre la tercera, Sandra Franciulli : una genia. Como las demas.

  3. Sandra:

    Ya tengo más de cincuenta y el sacudón aún me dura…

    Leí la carta. Jamás permití que se me escapara… tuve casi todos los ejemplares de La Revista. Perdí algunos en sucesivas mudanzas. En Anchorena y Carlos Gardel, donde tuve un centro cultural para inmigrantes (no excluyente…) dejé muchos papeles que llevo en el alma.

    Te he leído un poco y te he visto en la televisión, alguna vez.

    Gracias, por lo me le das a nuestra generación.

    Con sincero afecto.

    Hebert

  4. Qué loco, en algunos aspectos me hiciste acordar a mí. Yo no he tenido la oportunidad de leer Demian, todavía; pero sí tuve el gran gusto de conocer ‘Siddharta’ y ‘El lobo Estepario’. Herman Hesse siempre creando personajes tan espirituales, extravagantes, oscuros, donde finalmente uno mismo termina asimilando rasgos de aquellos personajes tan valiosos, como Harry Haller, el personaje solitario e incomprendido que intenta resolver su crisis interior, su doble personalidad: El lobo de las estepas y el pequeño hombre Burgués. O Siddharta, el joven Indú, que tras pasar por varios caminos, finalmente recorriendo su propio rumbo espiritual logra encontrar la paz y la divinidad.
    En cuanto a tu carta me pareció muy linda. Yo la recibí por mi viejo que pertence a esa generación. Me gustaría poder hojear algunas de esas revistas; por los comentarios que hace mi viejo parece ser muy interesante.

    Saludos Sandra.

    N.

  5. Me fascinó leer esta carta tan fresca y sincera, más para una persona de 18 años. Será que ver a gente de mi generación (tengo 21 años) que no les interesa en lo más mínimo vivir más que siendo un zombie más parte del individualismo, consumismo y ombliguismo más absoluto… me duele mucho. Aunque sinceramente trato cada día el no perder nada de esperanza.

    Me encantaría poder trabajar y aportar de alguna forma en algun medio como una revista, etc… pero no sé bien como abrirme camino. Estaba estudiando Derecho, pero ahora estoy en la Lic. en Letras… ¿Qué me aconsejarías para lograrlo?

    Gracias:)

  6. Estimada Sandra Russo: Recuerdo aquella carta, yo era lector permanente del Expreso. No olvido que, en algún número de la revista, hiciste una selección de poemas e incluiste uno mío. Fue la primera vez que apareció un poema mío en una revista. Desde entonces… Gracias. Un beso.

  7. Hola Sandra. Me hubiese gustado poder contactarte como respuesta a esta carta hace 33 años, cuando la lei por primera vez. Probablemente a través de los años te hayas encontrado con muchos flacos como yo, a los que sacudiste con esas dos carillas. Fue mucho lo que nos hiciste sentir en ese momento. Yo rescato esa cosa de Hesse de no sentirse tan solo, al reconocer nuestra misma soledad en el otro. Saber que en algún lugar existia una chica que escuchaba rock nacional, escribía poesia y leia los mismos libros que uno, realmente me abrió la cabeza a la posibilidad de trascender las baladas de Carpenters y el discurso habitual de las chicas a mediados de los setenta.
    Para mi siempre seras esa princesa rockera sin rostro, que habre cruzado una y mil veces en cada festival de Pan Caliente, en cada proyección de «Palacio del Rock San Francisco», en esas mañanas de sábado de viaje a buenos aires revisando las bateas de «El Agujerito»….
    Gracias Sandra

  8. Hola Sandra. Dentro de exactamente 10 días cumplo 50. Mi adolescencia, mi primer divina juventud, transcurrió en años oscuros. Qué cagada. El colectivo que te deja del otro lado de la estación Banfield,y antes de cruzar para ir a la escuela, los soldados…El Parque Centenario los domingos. Recuerdo pasar las noches de los sábados limpiando los vinilos con alcohol para cambiarlos en el Parque, y si, de nuevo los soldados…Y el Expreso Imaginario. Todavía pongo en práctica las técnicas de relajación que explicaba la Guía práctica para habitar en Planeta Tierra. Y tu carta. Solo quiero decirte, fuiste la imaginaria chica con túnica de bambula, que los de mi especie querían al lado. Me gusta verte en la tele. Me gusta que los de esa especie ( bien entendido lo de «especie» eh…») tengan protagonismo en la formación de opinión. Seríamos buenos amigos, no tengo dudas. Un beso.

  9. Si hubiera leido esta carta en el 77 hubiera corrido a buscarte para proponerte tomar un cafe y mantener una de esas charlas que con suerte no habria terminado aun. Te sigo desde «Humor» aunque la frescura de esa carta… es irrepetible, no? Hoy despues de 33 pirulos todavia te sigo viendo y leyendo, es hermoso ver al menos a alguien mantener una misma postura ética a lo largo del tiempo. Además estas mas hermosa que antes.

  10. QUÈ HACES SANDRA… al fin puedo comunicarme con vos, la piba de la carta…allà por 1977,mientras la leia con la boca abierta, me leìa en parte a mi mismo. Es bueno poder agradecerte el que haya conocido a Demian y Hesse gracias a tu carta , fue la frase esa la que me contò «pucha a otrxs les pasa lo mismo, y tienen mi misma edad… »
    Acà en Cerro Radal( un paraje de Lago Puelo)con mi compañera disfruto-amos mucho de ustedes. 678 es un clasico para varios compañeros de la zona y de nuestro sindicato docente ATECH.
    Es saludable que la tecnologìa permita comunicarte esta anècdota y contarte tambièn que detràs de Demian vino Tiempos Memorables…otro libro donde el protagonista tambièn es un adolescente…y tambièn me diò vuelta la cabeza.
    Recibì de vos, a traves de tu carta entonces, que ser adolescente asì, con esas emociones y sentires era posible… como siempre la respuesta me llegò a traves de la palabra escrita. Gracias.
    Ahora , con otra sonrisa lo digo, que maravillosa esta VIDA que triunfa siempre… me le preguntas a Barragan por fa…, si estuvo viviendo en Lincoln allà por 1987, conocì a uno igual igual a èl, que querìa ser escritor- incluso me mostrò y leì el primero o uno de sus primeros cuentos o comienzo de novela que habìa escrito. Me contaba en una casa grande donde vìvìa con su esposa entonces , si es èl claro- que querìa ser escritor. Es bueno saber que lo logrò… … pero ese mismo año me vine para la Patagonia de maestro y nunca màs lo vì. Creo que te podràs imaginar la especial emociòn y sentimiento al verlos en el programa…
    Me llamo Eduardo Alejandro Lovizio, trabajo de maestro y profesor de Lengua y Literatura, (hasta el 2013 en la Secretarìa de Cultura , Identidad y DD HH
    de la Asoc. Trabajadores de la Educaciòn de Chubut (ATECH)) y me alegra poder compartir ese rato de vitalidad todas las tardes con ustedes.
    JAILLALLA tambièn me gustò y llegò mucho, como aquella carta del Expreso

  11. Era por los años 73 y yo me había acostado muy tarde, o no acostado para nada. Decidí entonces ir a dormir a la playa. Me acuerdo que apenas me metí en una carpa, me quedé dormido. No sé cuanto tiempo pasó pero, movimientos y ruidos me hicieron despertar. De pronto vi una persona que me fijaba con sus ojos claros y profundos. Le pregunté su nombre y ella me contestó: Sandra Russo.
    Todo esto pasó en la Playa Atlantida, en Punta Mogotes…en aquellos años
    Si es ella la famosa escritora, periodista, etc etc, felicitaciones y muchos saludos.

  12. Tenía esa revista, leí tu carta en ese momento y me deslumbró, luego me enteré de la historia, que contás, y de tu participación en la revista y sigo toda tu carrera porque tus aportes son muy acertados, sos muy lúcida e inteligente además de una hermosa mujer. Gracias por todo lo que nos das. Un abrazo y un beso, ojalá un día te pueda conocer. Jorge Britez

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