Situación límite

La carta apareció publicada en el diario pampeano La Arena. La firmaba una mujer, María Elena Balquinta. Esa mujer, según contaba en la carta, tiene 36 años. Apenas 36 años. Y tiene seis hijos y un nieto. Y tiene, además, una historia triste que se fue prolongando y terminó en desesperación.

Esa mujer, hace nueve años, escapó junto con sus hijos de una situación de violencia doméstica. Eso quiere decir que esa mujer tenía un marido golpeador. Y que se rescató a sí misma y rescató a sus seis hijos de la violencia.

Desde entonces, sigue contando ella, deambula. Usa esa palabra. Está harta de deambular con sus seis hijos y su nieto. De molestar. De estar de sobra. De no poder ofrecerles nada, que a su vez equivale a no poder ofrecerse nada a sí misma. Esa mujer trabaja como mucama en un hotel de Santa Rosa. Cobra 400 pesos por mes. Y con eso le alcanza, apenas, para darles de comer a sus hijos una vez por día. Eso es todo. Ni soñar con un alquiler. Ni soñar con un techo propio.

En la carta, esa mujer dijo: “Estoy sola con mis seis hijos y mi nieto. No tengo casa ni muebles. No sé qué hacer. Por eso tomé la decisión de vender mis órganos o cambiarlos por un lugar en donde pueda vivir en paz con mi familia. Por unos días estaré parando en Lope de Vega 665. Después no sé”.

Ese párrafo dice todo. Parar unos días. Después no saber. Esa mujer solamente tiene su cuerpo y quiere vender sus órganos para tener un poco de paz. Para dejar de parar en casas de amigos o familiares que a los cinco o seis días se hartan de tantos huéspedes. Esa mujer decidió canjear sus órganos para poder vivir en un lugar.

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