Los personajes de Puig

“Supongo que me dicen posmoderno porque no me interesan para nada las historias realistas, y por eso amo a García Márquez o a Puig. Siento que mi trabajo como escritor es entrar en lo más oscuro de mí, en las zonas más peligrosas y raras de la mente sin ningún mapa o direcciones”. Lo dijo hace unos días Haruki Murakami, el escritor japonés que se consagra en estos días como alguien muy diferente a otros escritores japoneses. Murakami no defiende la tradición. Es un escritor transcultural. Escribe desde esa identidad y hurga en las fallas de esa identidad. Es ese Murakami el que agregó: “Por supuesto que Borges me gusta mucho, pero mi escritor argentino favorito es Manuel Puig”.

Algo de eso hacía Manuel Puig, aunque su obra se desarrollara mucho antes de que existiera una literatura que podía llamarse “transcultural”. Pero Puig era transcultural igual, porque escribía sobre General Villegas, el pueblo chico, con la pericia implacable de quien ya ha escapado a otra cultura, a otro código vital, a otra ética, a otra estética. El pueblo chico que describía Puig en Boquitas pintadas era una manzana pelada de una sola tira que se va enroscando sobre sí misma hasta espiralarse. Así eran las vidas de las mujeres de ese pueblo: tiras enteras de cáscaras. Y la estrategia para huir de la mediocridad y la tibieza nunca era la verdad y siempre el artificio. Es que tan acostumbrados están los habitantes del pueblo chico a portar sus máscaras, que se les han quedado adheridas a las pieles.

Ahora muy cerca del pueblo chico de Puig, un hombre de apellido extranjero y antepasados con lustre apareció muerto y con las manos atadas con alambre. Ni David Lynch hubiese llegado a la miniserie en General Villegas: en el pueblo chico hay que contar las historias sin suspenso, como eran las Mujeres asesinas. De entrada se sabía quién era la asesina. Eso conviene en el pueblo chico, el único lugar de la Argentina donde un crimen se resuelve antes incluso de hallar el cadáver, y porque uno de los cinco imputados, ya detenidos, “se quebró”. En el pueblo chico es posible que ese hombre se quiebre en serio.

El hombre de apellido extranjero y la prostituta detenida eran, los dos, trabajadora sexual y cliente desde hacía mucho tiempo, aunque también habría que revisar esas relaciones en el pueblo chico, donde el anonimato urbano es chiste. Es posible que entre ellos existiera un vínculo difuso, complejo, viscoso, típico de los pueblos chicos, en los que por ejemplo el cliente se demora con la prostituta, después de recibir un servicio, contándole sus problemas conyugales con una esposa que la prostituta conoce, o con un socio que ella también conoce.

Cuando los personajes de Puig quieren escapar del pueblo chico, nada que valga la pena los espera. En la ciudad siguen siendo los que eran, y vuelven. Quedan a solas entre ellos mismos y con ellos mismos en el aislamiento velado del pueblo previsible. Son personajes condenados de antemano, porque la vida en el pueblo chico no se cuida. A veces es tan agónica, o tan asfixiante, que no se cuida. Hay crímenes, y hay detenidos y habrá condenados, a lo mejor porque ésa es otra manera de renunciar a irse.

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8 comentarios

  1. Interesante nota Sandra; da para debate la relevancia de Puig en autores no latinos Gracias por compartirla.
    ¿Puedo combiarte de tema? he visto que sos jurado del certamen de novela de Pagina 12, sería inteersante que dieras tu opinión de los certámenes en general y quizá también un seguimiento -discreto-. de las etapas del concurso :cantidad de novelas presentadasm etc.
    Como sabrás mejor que nadie, el temor de quienes se presentan a concurso en cualquier premio es que las novelas no sean leidas o que haya un criterio previo de selección. Seria bueno saber tu parecer al respecto.
    Desde ya muchas gracias por lo que puedas aportar

  2. Hola Sandra, me gusta mucho la manera en que escribe, las palabras justas en el renglon correcto, me gustaria mucho poder enviarle unos textos cortos mios, para que me de su opinion, desde ya muchas gracias.
    Perdon por usar este espacio para contactarla.

  3. se produce una confusión muy común cuando se valora la obra de puig.
    lo mismo pasa con roberto arlt.
    se lo analiza en términos más políticos que literarios.
    sobre qué escribió.
    qué personajes fueron protagonistas de sus cuentos o novelas.
    eran argentinos? trabajadores? gente de pueblo?
    ladronzuelos? lúmpenes?

    con puig y arlt pasa lo mismo: son interesantes como movimiento político dentro del mundo literario… cambian el centro de preocupaciones… pueden mostrar otra parte del mundo… pero si ese fondo «ideológico» es muy válido como ruptura con lo anterior, con lo clásico, e incluso con los escritores consagrados contemporáneos a ellos, el producto final, la obra, no tiene tanto valor desde el punto de vista exclusivamente literario.
    parece difícil separar las cosas, pero no lo es tanto.

    lo mismo pasó con el llamado «nuevo cine argentino» en los 90.
    me acuerdo cuando se estrenó «buenos aires viceversa» de alejandro agresti. fue un shock, pero sobre todo político, un golpe que mostró al público y sobre todo a los otros directores que se podía hacer un cine en el que la gente hablara como gente común, en el que los pibes de la calle podían ser protagonistas… pero técnicamente era pésima. no se escuchaba nada, no había luz… incluso las actuaciones no eran gran cosa…
    entonces, quedan esas señales, muestran realidades sobre las cuales es buenísimo que alguien pose su mirada y escriba o filme… pero no hay que confundir ese gesto político de ruptura con la valoración artística del producto final.

    saludos sandra
    gracias por tu laburo

  4. Esteban: no a todo el mundo que le gusta Puig está confundido. Y, en particular, no creo que la lectura que hace Murakami de Puig sea política. A mí me interesan las historias de Puig y cómo están contadas, más allá de lo que políticamente representen o lo que hayan producido en cuanto a ampliación o cambio de paradigma.

    A vos te puede gustar o no, te puede parecer de buena calidad o de pésima calidad, pero decir que a los que le gusta o piensan que es bueno están confundidos es petulante y paternalista.

  5. más allá de eso, esa es mi opinión.
    no me parecen buenos escritores, aunque sí originales.
    y digo que es muy común por afinidad política o
    estética confundir y decir «es bueno».

    por eso escribo esto acá, porque realmente me interesa
    intercambiar opiniones con gente que evidentemente
    tiene otra visión de las cosas, igual de valiosa.

  6. ¿Pero qué significa ser «un buen escritor»? Hay gente que dice que Cervantes o Dostoievsky escribían mal. Quizás no hayan sido los màs afilados prosistas, pero ser un buen prosista no significa ser mejor escritor, un escritor es sus historias y su manera de contarlas y ambas cosas son, mal que nos pese, inseparables.

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