Con o sin medias

Con el calorcito, aparecieron las piernas. Son un paisaje de verano las piernas femeninas. Apenas empieza el calor y las adolescentes van por la calle con minifaldas y sin medias, y las que ya no son tan jóvenes gradúan, según una compleja red de autoimágenes, hasta dónde desean mostrar las suyas, las piernas de las mujeres decoran el paisaje urbano, lo avivan, son algo más para mirar. Los hombres y las mujeres miran las piernas femeninas. Los hombres porque las disfrutan (las que miran, las disfrutan). Las mujeres, para comparar tantos tipos de piernas diferentes a las suyas. Las mujeres tenemos una relación especial con nuestras piernas. Una serie de ritos que cumplimos o no cumplimos define esa relación.

Depilación con cera, con bandas, con prestobarba. Ultima corrección con pinza. Humectación profunda. Incluye pies. Y uñas. ¿Rojas o con brillo, a la francesita o sin nada? Todas ésas son decisiones banales que, sin embargo, destilan el olor a ladrillo de una construcción social. Llevar las uñas rojas y cortas indica algo muy diferente a llevarlas esculpidas. Una mujer de uñas cortas y rojas tiene poco que ver con una de uñas esculpidas. ¿De qué podrían hablar?

En su ensayo Medias Miradas, el sociólogo español Enrique Gil Calvo trabaja el tema de las medias femeninas y de sus mensajes publicitarios desde principios del siglo XX. Entre muchas otras cosas, señala que las medias “parecen un condón que recubre los miembros inferiores de las mujeres, ajustándose como una segunda piel a sus piernas”. Y su función es la de un preservativo de barrera, que cierra las vías de acceso (visual o físico) a las sagradas (y por eso prohibidas) aberturas femeninas.

Hay dos iconos publicitarios históricos y transgeneracionales en relación con las medias. Uno de ellos es el acto de ponerse y quitarse las medias. Todos tenemos esa imagen en la cabeza. La hemos visto. En revistas, en películas, en publicidades. Las medias que se quitan o se ponen no son las asquerosas medibachas, imposibles de llevar con dignidad. Son las otras, las que se quitan o se ponen de a una, las que se usaban en los años ‘40 y ‘50 sin connotación sexual explícita, y reaparecieron hace unos años ya resignificadas por la cultura porno. Esas son medias, claro, que no regulan ninguna abertura. Más bien, la ofrecen.

El otro icono son las piernas cruzadas por encima de las rodillas. Sharon Stone en Bajos instintos, sí. Esa escena en la que ella descruza las piernas sin medias para volver a cruzarlas en el otro sentido, e impunemente deja ver a un puñado de hombres su abertura. Ella muestra lo que debe ser sólo promesa o insinuación porque es una sospechosa de asesinato, y en tanto tal debe generar la sensación de que es capaz de cualquier cosa. Hasta de no usar medias y mostrar la vagina.

Por el contrario, el icono tradicional de las piernas cruzadas, dice Gil Calvo, que describe esa figura como “un triángulo isósceles invertido”. El lado horizontal superior es la línea de las rodillas entreabiertas, y el vértice inferior lo ocupan los pies cruzados por el tobillo para entrelazarse. “De acuerdo al código simbólico del fetichismo masculino, semeja tanto un monte de Venus como, más concretamente, una auténtica vulva, donde el hueco de las rodillas apunta al lugar del clítoris, las dos pantorrillas abrazadas representan la pareja de labios vulgares, y el nudo que forman tobillos y pies, centrando el interés de la imagen, alude directamente al coño propiamente dicho.” Desde 1933, las publicidades de medias de todo el mundo han recurrido a las piernas cruzadas. Y es posible recordar, por ejemplo, una célebre fotografía de Ava Gardner fumando con boquilla y las fabulosas piernas cruzadas: la imagen chorreaba sensualidad.

Este año abundaron las calzas y las leggins: el tobillo está siendo sexuado. Esa nueva abertura en el tobillo manda directamente a los pies, otro fetiche masculino. Pero el verano conspira contra todos estos mecanismos de codificación implícita. Esa funda que son las medias y que permiten mirar a medias la piel femenina, hacen su retirada y lentamente, en estos meses previos a la temporada, la calle se puebla de piel. Estamos siendo invitados al festival de culos y tetas que suelen ser las revistas de actualidad en enero y febrero, cuando la exposición de los cuerpos hace pensar en un camping nudista y, como en cualquier camping nudista, lo que no hay es erotismo.

Con o sin medias, el erotismo nace de lo entreabierto, y nunca de lo evidente. El erotismo reclama lo que falta, que siempre es un poco más.

El show del stripper termina cuando se sacó toda la ropa y ya no tiene secretos. Ya no tiene un poco más.

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11 comentarios

  1. Estimada Sandra, Juan dijo que está comiendo tu blog. En mi caso, lo como, pero también lo bebo, abrí tinto y acompaña brioso gorgonzola para evitar accidentes. Leo, releo tus viñetas y los efluvios amorosos se empinan por tí, hic!
    Cómo manya esta naifa tanto brillo, escolasa de bute, sin chamuyo, me bate el que, el por qué y el que se cuanto y si embroco bien, hasta es diquera y contraviene la máxima “mina zabiola, ergo, es fulera”. .
    Che, Russo, me comés la cucuzza!!!

  2. Hola Sandra, que gusto encontrarte aquí. Con una novia recortábamos invariablemente los ARQUETIPOS de la contratapa y nos reíamos mucho. También nos imaginábamos lo que se reirían en la redacción eligiendo las fotos que ilustraban las columnas.
    ¿Sabés como terminó la relación con esa novia? El padre de ella murió y entre todo con lo que rompió en su vida por entonces, estaba yo.
    Y entonces publicaste EL INVENTOR.
    En nuestra despedida le obsequié una fotocopia.
    Y lloramos mucho, con la certeza de que nunca volveríamos a ser los mismos.

  3. Si fuera hombre, o si tuviese gorgonzola y una botella de vino que le hiciera justicia, ( el tetra es muy cachudo) opinaria lo que superpancho, realmente la nota es fantastica. Y como no podia ser de otra manera, pienso exactamente como vos: la seduccion la ejerce lo que se insinua.
    Si no, preguntale a las que votaron a Mauricio por su pinta… Cuando termine el gobierno, acaso tendrán la desilusion del FULL MONTY.
    Alegoria politica aparte, felicitaciones.

  4. soy fanatico de las medias en las mujeres, una mujer sin medias pierde el 50 /00 de su feminismo, el bocho funciona al 1000/1000 cuando vemos una mujer bien pintada y con medias porsu, pasan a veces a ser un objeto sexual, exitante y sobretodo femenino, muy bueno tu blgh

  5. NUNCA HABRÁ NADA QUE SEDUZCA MAS QUE UNA MUJER FUMANDO
    CON BOQUILLA.
    LA BOQUILLA ES UN ACCESORIO INTEMPORAL, QUE CUADRA CON LA MODA DE TODOS LOS TIEMPOS.

  6. No hay accesorio que excite más que una boquilla.
    Por algo será que cambian las modas de ropas, de peinados, de maquillaje, de comportamientos, pero la mujer fumando en boquilla no deja de estar de moda.

    Tanto una aristocrática mujer como una prostituta, quedan monísimas fumando con boquilla.

    Atrae a hombres y despiertas instintos bisexuales en mujeres.

    Yo tuve 3 esposas y ellas siempre fumaron en boquilla para satisfacerme.

    Inclusive siempre me gustó que fumen por la calle, cuando van caminando…Que sostengan la boquilla como Beyonce…

    Otras tantas novias que tuve tambien aprendieron a fumar con boquilla conmigo.

    Era cuestion de salir con ellas y gozar al ver que cuando se ponían a fumar con boquillas largas todos los ojos las miraban con deseos, tanto hombres como mujeres muy bellas

  7. Una vez, besando a una chica muy bonita, al mirarle la boca observé que tenía los dientes totalmente manchados de nicotina. Pirncipalmente en los bordes, en donde se tornaban marrones, en las partes más centrales, en donde se le formaban sutiles rayitas negras, y finalmente detrás de los dientes inferiores. Aqui, al besarla, yo podía observar que había una voluminosa capa de nicotina casi negra.

    El gusto a tabaco que tenía en su boca me exitaron. Al punto de decirle: «Que bien te quedan esas manchas de nicotina»…Es que el rosado de unos labios grandes y carnosos, hacia un bellísimo contraste con esos dientes manchados en donde perduraban el marron, el amarillo y el negro.
    Ella era jovencita. Solo tenía 14 años y fumaba alrededor de cincuenta cigarrillos sin filtro diariamente. Eran marca Camell.

    Como en esa época no eran tantas las mujeres fumadoras, menos aun tan jóvenes, la forma de fumar de esta hermosísima chica, la convertían en el centro de todas las miradas. Ella era muy osada y encendía cigarrilos caminando por la calle, viajando en trenes y en omnibus. Y uno podía contemplar que ante cada pitada de ella, tanto los hombres como las mujeres la miraban con una mezcla de asombro y atracción al mismo tiempo.

    Como a mi me fascinaba salir con ella y verla fumando por cualquier parte con tanta libertad, un día le regalé una boquilla Condesa que medía un par de centimetros más que el cigarrillo. Era de color rojo en la parte superios, tenía un anillo dorado en el centro y la parte más fina era negra.
    Ella, al principio, rechazaba la idea de usarla porque argumentaba que esa boquilla le quitaba el gusto al cigarrillo y ella se deleitaba sintiendo que el tabajo le rozaba los labios y la lengua.
    La primera vez que encendió un cigarrillo con la boquilla en público, segun me contó despues, fué a la salida del colegio, cuando iba caminando en compañía de otras dos chicas de su misma edad.
    «En el colegio están acostumbrados a verme fumar. Pero cuando me vieron con la boquilla, me hicieron tantos elogios que me hicieron sentir una vampireza». Despues, viajando sola, encendí otro cigarrillo en el colectivo y volvi a sacar mi boquilla. La gente me miraba con ojos extraviados. Ahi me di cuenta de que yo tenía que seguir usando boquilla».
    Estuve de novio con ella casi dos años y nunca dejó de fumar con boquilla.
    El cigarrillo y la boquilla eran parte de ella.
    «A veces me piropean más las mujeres que los hombres. Pero he visto que a algunos hombres, cuando me miran, se les abulta el sector del pantalón en donde tiene los organos. Me ven fumando y se les pone el pene duro. Una tarde que iba fumando por la vereda de una plaza, se acercó a mi un hombre de unos cuarenta años y me ofreció mil pesos si aceptaba ir a su apartamento. Solo quería verme fumar y masturbarse mirandome..»

    Cada vez que iba a la peluquería, al ponerse a fumar, nunca faltaban una o dos mujeres que hacían lo mismo, y utilizando tambien una boquilla.
    Es que todas las mujeres tienen en su interior guardada una vampireza, alguna vez han comprado un boquilla, que luego han dejado en el fondo de su cartera por falta de audacia. Toda esa audacia y ese glamour que tenía la daminata que me enseñó no solo que significa ser sexy, sino que además me hizo debutar en el sexo.

  8. Probalo, Sandra. Compra una buena boquilla y prueba de fumar en público. Verás que los ojos de los que te conocen te mirarán como si nunta te hubiesen visto. Y serás dominadora de hombres y mujeres boniatas.

  9. Voy por mi tercera esposa. Tanto como las dos anteriores, ella
    es una fumadora muy sexie. Consume unos cincuenta cigarrillos
    diarios.
    Por supuesto que tiene los dientes manchados de nicotina.
    Cuando le propuse que fumara con boquilla, aceptó
    y me confesó que siempre tuvo esa fantasía.
    Pues conmigo la ha concretado y se exita cada vez que enciende
    un cigarrillo cuando sale de compras caminando sola por
    la vereda. Ella fuma como una exótica vampireza y tanto
    los tipos como las tipas, la miran con ojos brillantes.

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