Lo latinoamericano

Alguna vez escribí una contratapa que se llamaba “El pulóver peruano”. La verdad, sé que “el pulóver peruano” fue uno de los primeros emblemas que trajo por aquí la posmodernidad, o eso que nos ingresó no sólo a otro mundo material, sino también a otro mundo mental. En ese mundo, no se incluye. Se pertenece, se accede, se aspira. La contraparte es que se sufre, se padece, se disuelve. “El pulóver peruano” fue una metáfora surgida entre quienes pertenecen, acceden y aspiran. Nosotros pertenecemos, accedemos y aspiramos. Son otros los otros.

El solo hecho de poder leer y comprender lo que se lee es un síntoma de pertenecer. Amigos, la posmodernidad trajo consigo esta paradoja: la alfabetización, la verdadera alfabetización, que implica no sólo lectura y escritura sino básicamente la comprensión de un texto, es la principal herramienta con la que se corta en dos la sociedad. El desalfabetizado queda afuera, no entiende, no simboliza, no hace dobles lecturas. La posmodernidad implica la desalfabetización de la mayor parte del planeta, y la neurosis aguda del resto.

“El pulóver peruano”, decía al principio, fue una contratapa cuyo contenido sinceramente no recuerdo y después de todo poco importa. Pero sé que esa expresión, “tener un pulóver peruano guardado en el ropero”, significa que uno ha creído en cosas en las que ya no cree. Guardarlo en el ropero significa además que esas cosas en las que uno ha creído lo avergüenzan.

No sé si fue una trampa. Quizá estemos condenados a los péndulos, quizá no hemos encontrado nada todavía que nos eleve al estado de una mística social y política. El cinismo y el escepticismo son dos variables de personalidades afines a la posmodernidad.

Sin embargo, la historia fluye a nuestro alrededor de manera enigmática. Y de pronto América latina, aquella de las venas abiertas que también pasaron de moda, como la estética psicobolche, se despierta.

Y de pronto uno comprende que en las últimas décadas fuimos, los sujetos instruidos y bienpensantes de los países periféricos, captadores encapsulados de la realidad. Hicimos una lectura del mundo, del que se ve desde aquí, como si la cápsula nos incluyera a franceses y argentinos, a norteamericanos y chilenos, a británicos y colombianos. Como si a nuestro alrededor no deambularan, en las calles y en los subterráneos, en los bares y en nuestra propio servicio doméstico, aquellos que viven un dolor extenso y transgeneracional, la ciega crueldad posmoderna.

Y sin embargo, decía, América latina ofrece escenas como la de la creación del Banco del Sur, en las que se expresa y se concreta uno de los sueños que tenían los que tenían un pulóver peruano. El hermano latinoamericano, con el que tanto hemos jodido cuando la visita de la prepaga la hacía un médico ecuatoriano, es otro hermano latinoamericano. La propia realidad, sin que la fuercen, está reinvistiendo al hermano latinoamericano. Ahora no es la cultura la que pide, la que reclama, la que insta. Es la política.

Y entonces la política misma se reinviste. Esa práctica que los mismos políticos no cuidan de su extraordinario desprestigio, se vuelve otra cosa con los presidentes de Chile, Bolivia, Venezuela, Uruguay, Ecuador, Paraguay, Brasil, Argentina. Ya no es una pancarta. Es una realidad compleja, con procesos nacionales muy distintos, pero así y todo lo que brilla es la idea de unir fuerzas, que todos somos un tanque y pareciera que nunca nos hemos dado cuenta. La costura de estos nuevos lazos geopolíticos que incluye empatía ideológica e intereses económicos comunes, se hizo despacio y a medida que fue asomándose una nueva generación de líderes.

No digo que nos pongamos a escuchar Quilapayún. Pero los poros se abren para tantas posibilidades, es tan fácil por este camino recuperar un deseo. Si había una manera de desviar de la región el pensamiento hegemónico que mata de hambre a los pobres, era ésta. Con socios, como todo el mundo. Pero con socios diferentes a los de una corporación. Socios en convicciones.

Quizá pronto estemos en condiciones no de volver a ponernos el pulóver peruano, pero sí alguna camiseta.

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6 comentarios

  1. La tan mentada unidad latinoamericana no existe, y hablar por categorias empobrece la percepcion. ¿Se podria hablar de unidad latinoamericana porque en este momento los presidentes de ciertos paises tienen tendencia hacia la izquierda? Latinoamerica como colectivo es una entelequia, divina si se quiere, pero entelequia al fin. Dejemos de lado el folklorismo utopico, ni siquiera pudimos construir un Mercosur realmente mancomunado.
    El psicobolchismo fue un mal reaccionario en el fondo: Silvio Rodriguez, Eduardo Galeano, Leon Gieco, atrasan desde lo estetico. Su revolucion estetica es rancia, y un verdadero artista debe tambien revisar su postura ante su arte, y tambien nosotros como receptores deberiamos pensar si no es diferente simpatizar ante las ideas politicas del artista que tomar en serio su arte. En otras palabras, y para plantearlo de manera llana, se puede ser «revolucionario» en las ideas politicas, pèro reaccionario en el plano estetico.

  2. Ay,Sandra,algo está pasando,estás comprando un nuevo pulóver esta vez Venezolano.El problema no son las ideas ni los ideales,sino como lo fué casi siempre,los que supuestamente los llevarían a la práctica,fijate bien de quienes se trata,indagá en sus antecedentes,indagá en sus pasados recientes,en sus amistades ocultas y vas a ver más facilmente el futuro que nos espera.Coincido con El marce,hay demasiada gente que atrasa,no coincido en que estos presidentes sean de izquierda.Comprendo que quieras ser optimista y lo mío no pasa por lo contrario,sino que creo este camino conduce solamente a otra frustración.
    saludos.
    salemo.

  3. Sandra: Espero que no des pelota a toda esta mariconería superadora. Yo les recomendaría que se hagan una enema de Fukuyama, y que se vayan a la puta que los remil parió. Creo que nadie es idiota ( contra la idea de pueblo ignorante etc) y si bien debemos tener en cuenta el pasado de todos nuestros referentes, la lente que los «mira» tiene que ser humana. Con esto digo que hay que todos los que militamos por la transformación social, tenemos caminos diversos, pero lo que debería importar es cuanto incidimos (concretamente) en esa transformación (cuanta gente come, vive mejor, cambia su vida). Lo demas es paja (puede aplicarse a separar la paja del trigo o al onanismo intelectual).

    Pd: A mi tambien me gusta Cariló, pero no lo conozco en persona. Invitame!

  4. Sera que no vivo en la realidad? Segun el Marce, Silvio, Leon y Galeano tienen una estetica atrasada… Que decirte…. Tal vez a él las ganas de la revolucion se le hayan pasado…. Capaz que yo peco de ingenua. Pero yo sigo creyendo que es posible. Obviamente, yo no puedo representar ni siquiera a la minoría…Soy pobre, desempleada….No ostento lenguajes rimbombantes… Pero CREO.
    Acaso el pecado de los ideales sea pretender una igualdad que a muchos no les conviene, obviamente, como alguien oscurito como Chavez o Evo puede manejar intereses tan….tradicionalmente pertenecientes a los…¿europeos? ¿blancos? ¿ricos? ¿educados? ¿liberales?
    Cómo se les ocurre? Por supuesto, si todas esas riquezas estan en manos de los grandes del norte es lógico…superpotencia….Primer mundo…
    Sin dudas no pertenezco a ese.
    Desde este rincon del tercer mundo, sigo teniendo la certeza de que la revolucion es posible, sigo escuchando Quilapayun, León, Silvio, y algunos otros y leyendo a Galeano…. probablemente unos cuantos como yo andamos atrasando desde lo estetico….NO ME IMPORTA. YO CREO.

  5. Hoy Galeano desde sus escritos o León desde sus canciones nos recuerdan quiénes somos, de dónde venimos y nos alertan de hacia dónde vamos. Parece que indagar sobre nuestros orígenes (muchos de nosotros hijos y nietos de gringos europeos) para algunos no conduce a nada; nos cuesta integrarnos a un pensamiento de unidad y valorar la diversidad de nuestros orígenes como un valor agregado que enriquese nuestro pensamiento. Yo personalmente disfruto de esta estética y no es una postura-es un sentimiento: cuando escucho «Taki Ongoy» lloro y enfurezco por tanta injusticia; cuando releo hoy con mi hijo de 17 años, que se llevó Lengua y Literatura a marzo, un capítulo de «Las venas abiertas de América Latina- «»Un químico alemán derrotó a los vencedores de la Guerra del Pacífico» festejo socarronamente el desenlace del relato.

  6. Sandra, no puedo hablar de tu situacion economica, pero una desempleada que escribe en la contratapa de Pagina 12, si es que sos la misma Sandra que encabeza la nota, y que ademas conduce un programa de tv (que, por lo visto, se esta bajando), no esta taaan mal. Te respeto, sos inteligente, tenes una trayectoria, pero difiero de manera radical de tu concepto de revolucion. Dudo que este gobierno y otros de America Latina, busquen aunar un criterio. Creo mas bien que esa mentada unidad latinoamericana es un bello sueño. Esto es como creer en la religion, no hay bases firmes para afirmar la existencia de un Ser Supremo, pero si creer en ese Ser Supremo te hace feliz, dale para adelante. Tampoco hay de hecho modo de demostrar que Latinoamerica tiende a la unidad, a no ser que llames unidad el deseo de K de encolumnarse por los petrodolares detras de Chavez. Gracias por contestar, el debate nos enriquece.

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