La describí varias veces y asociada a varias cosas pero no puedo dejar de pensar en esa escena de la novela de Ian McEwan Amor perdurable. El principio. El hombre va a buscar a su mujer al aeropuerto y de ahí van a un parque. El había llevado una canasta de picnic.
Cuando estaban tomando una copa de vino alguien gritó. Se había soltado la cuerda de un globo aerostático que llevaba a un abuelo con su nieto. Eran cuatro cuerdas ya sueltas en el pasto. El hombre y tres más llegaron corriendo a agarrarlas para salvar el abuelo y al nieto.
Pero el viento es fuerte. Les cuesta y están por soltarlas. Si las sueltan el abuelo y el nieto se irán por el aire. Hay un instante en el que los hombres cruzan las miradas. Es el momento exacto en el que advierten que tirando los cuatro hay una posibilidad, pero si uno solo se ellos suelta la cuerda, los demás deberán hacer lo mismo. Es todos o ninguno. No sigo con la historia porque lo que me parece crucial es la escena.
Me ha vuelto a la mente porque nos pasa eso. Pero a todos en el mundo. Los países cierran sus fronteras. La globalización queda en suspenso. La pandemia hizo que todos volvamos a sentirnos ciudadanos de nuestros países. No hay ciudadanos del mundo ahora.
Y en el caso argentino, tenemos la suerte de que en la nave de tormenta timonea el capitán Beto, que tiene templanza.
Pero antes de que las cosas empeoren como dicta la curva del virus, seamos esos hombres que se miran ya agotados de hacer fuerza, y sepamos que este esfuerzo es compartido o no sirve para nada. Hay cosas que solo se logran tirando juntos.
La aseveración es muy buena.
Tenemos que colaborar. El quedarse en la casa es prioritario .
exactamente eso es lo que siento,una unidad con la humanidad mas que nunca viva dentro mío, y al mismo tiempo una soledad y una necesidad de hacerme responsable de tantas cosas que se van destapando una detrás de la otra como si todas fueran parte de lo mismo
gracias! fundamental estar conectados en el camino que atravesamos
El efecto natural del fortalecimiento del Estado y de los cimientos de los sentidos del orden social genera un contexto en el que se debe usar el poder total para realizar los cambios profundos y direccionar el germen de violencia generado desde el factor opresor plutocrático.
El virus se potencia en la lógica del capitalismo que es contraria a la vida por su naturaleza basada solo en la racionalidad mecánica física, y pone en evidencia física la realidad psicológica del aislamiento y el egoísmo de gran parte de la población que simula una relación social en la falta de desarrollo del sentido de la empatía que es compensado con el conocimiento que brinda seguridad en el control de la física de las cosas promovido y direccionado desde el desconocimiento de lo que no se puede controlar.
El miedo a la muerte obliga a enfocar en el sentido primordial de la vida discerniendo entre la máquina y el Ser, que es la causa de todos los por qué y para qué de los sentidos secundarios que forman las dimensiones de los sentidos particulares y colectivos.
Lo que se mantuvo en cuarentena fue el sentido primordial y es natural y lógico que al vernos acorralados tomemos las soluciones de última instancia que en realidad siempre fueron las de primera instancia, hecho condicionado por la fuerza de las ideologías que anulan entre sí las ideas operativas y funcionales al propósito. Las ideas se encuentran nuestro servicio , no al templo ni al pastor.
Si hay algo difícil en este contexto de Argentina, es mirarnos a losojos y tirar para el mismo lado.
Está muy claro que debemos ser solidarios. Tiene que suceder algo así para que nos pongamos a pensar.