Militancia

17 de noviembre. Habla ella. La mujer que más nos gusta. Nota de Jorge Elbaum

Unos años atrás una piba adolescente, de no más de 16 años, me preguntó qué significaba ser un militante. Me sorprendió un poco la pregunta. Pero balbuceé más o menos esto: militar es hacer una tarea compartida con otras/otros con vocación de servicio, pero orientada a mejorar el mundo en el corto tiempo de vida que se nos concede. Una opción vital marcada por la esperanza caprichosa de construir, colectivamente, una realidad alternativa a la miseria del mundo impuesta por los poderosos. 

Reivindico ese criterio y agrego algo que no pude decirle: aquellos que nunca han militado están a tiempo. Es una escuela de humildad y de aprendizaje maravilloso que te instala en una dinámica ligada a la vitalidad, a la sensibilidad, a la pasión, al altruismo y al enfrentamiento contra el egoísmo. 

Ser un militante es ser una forma de amistad trascendente, una comunidad de horizontes ligados a quienes te rodean, sobre todo a sus necesidades y a sus sueños postergados. 

La militancia siempre viene con consignas y puteadas. Con desafíos y debates. Con emocionadas victorias, amargas derrotas y entregas horarias sin devolución requerida. 

Lxs militantes tienen como condición básica tener en claro quiénes son sus enemigxs: lxs responsables de las carencias, de la represión y de las regulaciones que impiden un trayecto vital más bueno, bello y justo. 

La militancia es una práctica tan profunda y liberadora que solo puede ser comprendida en la caminata compartida de una marcha, en una polémica entreverada donde está en juego el mundo, en un intercambio apasionado, en una detención política carcelaria, en el exilio, en un local partidario, en una asamblea, en el homenaje a nuestrxs muertxs íntegrxs como banderas. En los ojos ardidos resistiendo los gases lanzados por los uniformados señores de la muerte. En el pañuelo mojado que suda lágrimas en el contacto con las balas que cruzan el sonido de nuestra insistente lucha contra las oligarquías y los imperios. 

La militancia te transforma, te modela, te convierte en una mejor persona: es una forma del amor que carece de sinónimos. Inunda la vida de objetivos válidos y nunca te deja solo. 

Te hace mucho más fuerte porque te convoca a algo más trascendente que tu propia vida. 

Te pone huesos de otros en las piernas y en los brazos. 

Te mete de cabeza dentro de la historia porque te empuja a discutir, de forma intergeneracional, con el futuro. 

Quienes hacen de su vida un hueco vacío, una forma estilizada y perpetua del presente, una isla nimia en su entorno de orejeras narcisistas, nunca podrán entender ni disfrutar la realidad encendida de unos abrazos militantes. 

estarán condenados, de alguna forma, a una especie de soledad que tiene al tiempo y a la historia como juez y medida.

Que la militancia nos acompañe. Siempre.

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3 comentarios

      • Que linda y valiosa opinión la tuya queridoJorge, hermano, compañero, amigo, para describir ese sentimiento, esa forma de vida, que es la militancia!!!!
        Yo la miro y la veo que va íntimamente de la mano de Evita que es la que me introdujo a hacer realidad el mandato bíblico de la existencia del prójimo, de la Patria es el otro de Cristina, de camimar buscando hacer realidad el Mandato del Flaco Sala antes de que lo masacren en Margarita Belén, Chaco….. La militancia es eso, una forma de mirar y de vivir la vida. Como diría el gran Eduardo Galeano al referirse a la utopia, , te hace caminar….

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