En los años ´80 los Estados Unidos apoyaron a los talibanes para debilitar a la entonces Unión Soviética. En los últimos años, Washington le brinda apoyo logístico y armas a la fracción de Al- Qaeda en Siria para debilitar a la Federación Rusa.
El líder de la milicia que tomó Damasco es Abu Mohammad al Jolani, el comandante de la Organización para la Liberación del Levante (Hay’at Tahrir Al Sham), que agrupa a los colectivos salafistas e integristas que también están impulsados por Turquía para –entre otros objetivos– aniquilar a los opositores kurdos del gobierno de Recep Erdogan.
Abu Mohammad al Jolani fue catalogado por Estados Unidos y la Unión Europea como terrorista y hasta el día de hoy figura en los documentos oficiales de Washington como “buscado” con una recompensa de 10 millones de dólares para gratificar su potencial captura.
Su ingreso en Damasco repite el festejo de la Alianza Atlántica, luego de que los soviéticos se retiraran de Afganistán, a fines de los años ’80. En 1983 el entonces presidente Ronald Reagan se comprometió públicamente a darle apoyo militar a los “guerreros de la libertad”.
Una década después, los talibanes con el firme apoyo de Estados Unidos, lograron ingresar a Kabul. La prensa occidental los denominó entonces como los triunfantes “luchadores de la libertad”, una consigna emparentada con las consignas utilizadas por Javier Milei, en Argentina, para referirse a su engendro fratricida. El 11 de septiembre de 2001 Bin Laden proyectó y ejecutó el asesinato de tres mil personas. La cooperación unilateral estadounidense tiene un nuevo socio en Abu Mohammad al Jolani.