Son las últimas horas para hablar de la ilusión, y de la enorme puerta que abre. Mañana será la catarsis. Pero en este último tramo del camino, hemos estado ilusionados, sí, con la Copa como el documento que indica que se tiene la mejor selección del mundo. Pero eso fue acompañado por las mil puertas benéficas que abre la ilusión colectiva.
Se ha abierto un gran ojo que ve lo que no se veía. Que tenemos un fuerte sentimiento anticolonial, por eso los pibes de Malvinas como única señal histórica consensuada. Que somos de andar en manada y de ayudarnos. Que unimos fuerzas porque el amor recíproco que se proclaman hinchada y equipo hacen sinergia, sabemos, sentimos que nos comunicamos bien entre nosotros, los argentinos.
Claro que es político, pero es muy anterior a la política. Yace en los cimientos recónditos desde los que hemos evolucionado. Pone en juego las primeras preguntas por la especie: ¿somos predadores o sobrevivientes? ¿Somos “naturalmente” criaturas condenadas a luchar entre sí y buscar su propio interés? La ciencia ya las contestó. No. En nuestro adn está inscripta la competencia, pero no más profundamente que la cooperación.
Si algo nos remueve en el alma la personalidad de Messi como jugador, es que su grandeza lo hace amar la colaboración con sus compañeros que harán en gol. Su talento y su ángel residen en parte en eso, que no nos habla de fútbol solamente sino de cómo estar en el mundo.
Lo que enloquece y desespera a la mafia PRO/Clarín es ver a estos Argentino unidos en la Argentinidad, y que unidos, en equipo y con el corazón pueden…ganar. ¿se nos puede ocurrir que podemos ganarles…a ellxs? Los aterra! por que podemos!