Primera prueba de cordura colectiva frente al avasallamiento descarado, más propio de un videojuego que de la vida real: un superpresidente llamado Ancap logra lo que ya en la Rebelión de Atlas, de Ayn Rand, se exhaltaba heroicamente: que el mercado reemplazara a la política y a «los políticos».
La democracia, cualquier tipo de democracia, tracciona en base a la política. Intentar una constitución de facto prescindiendo de «los políticos» es un autogolpe. Si eso se aprobara, Milei será tirano, como predijo su vice.
Tan bestial y desquiciado es Milei, que logró que en una semana piquete y cacerola, eso que ya sabemos que funciona cuando la cosa no va más, haya sido ayer.
Reconcilia con la cordura el impulso colectivo. Repito: ya no importa quién votó a Milei. Hay un nuevo nosotros muy amplio, de esos que pueden cambiar el curso del río, que es de sangre.