La derecha local viene desarrollando un afectado discurso gatopardista apelando a figuras emblemáticas de la historia argentina y mundial. En los últimos tiempos recurrieron en forma más o menos reiterada a la figura de Juan Domingo Perón y/o se escudaron, de forma grotesca, detrás de la imagen emblemática de Nelson Mandela. Ambas apelaciones se repiten con el doble propósito de tergiversar la historia, y de forma simultánea– encubrir las verdaderas intenciones de los grupos empresariales, preocupados por la continuidad del gobierno popular.
Mandela permaneció 27 años encarcelado por enfrentar las políticas racistas del gobierno supremacista de su país. Su detención se produjo bajo los cargos de ser responsable del liderazgo de la organización guerrillera Umkhonto we Sizwe (Lanza de la Nación), fundada por varias organizaciones, entre ellas el Partico Comunista Sudafricano (PCS) del que Mandela fue integrante de su Comité Central, cargo del que nunca renegó.
Fue juzgado por un tribunal similar a los existentes en Comodoro Pro, a fines de los años 50, bajo los cargos de ser integrante de la dirección político-militar de Umkhonto, organización que en sus tres décadas de existencia logró causar casi dos mil bajas a las fuerzas militares y policiales del apartheid. Las actividades armadas continuaron durante los 27 años en que Mandela estuvo detenido. Cuando fue liberado reivindicó la lucha de La Lanza y durante su presidencia homenajeó a sus activistas caídos. Además otorgó las máximas condecoraciones a los jefes operativos de dicha organización guerrillera.
El mismo día de su liberación, el 11 de febrero de 1990 anunció que la lucha armada contra el gobierno racista no se detendría por el solo hecho de haber sido excarcelado. La organización guerrillera fundada por Mandela fue caracterizada por el Congreso estadounidense, a principios de los años ´60, como una organización subversiva extranjera y el propio Mandela fue nominado por ambas Cámaras como terrorista de alta peligrosidad hasta el año 2008.
Dado que existen muchos comunicadores y ciudadanos distraídos o desorientados se hace preciso puntualizar algunos hitos de la vida del líder sudafricano. Luego de ser liberado decidió visitar Cuba con el objeto de agradecer a Fidel Castro el respaldó a los grupos guerrilleros de liberación en Angola y por haber repudiado en los foros internacionales al racismo institucionalizado en Sudáfrica.
Las derechas globales intentaron pasteurizar a Mandela durante la última década apoyados en la decisión tomada –junto al CNA– de realizar una transición sin llevar a cabo los Juicios de la Verdad, en relación al medio siglo de represión ejecutado por al minoría blanca sobre la población negra. Montados en ese traspié –que implicó la impunidad para victimarios y la continuidad del racismo institucionalizado en su formato socioeconómico– se buscó edulcorar su trayecto mediante plastificaciones hollywoodenses y cosificaciones anacrónicas. La derecha que hoy alaba a Madiba –sobrenombre con el que se conoció a Mandela– pretende tergiversar la historia para impedir el efecto pedagógico de su ejemplo combativo: se empecinan en borrar la biografía militante para transfigurarlo en un insípido figurante de la historia. Mientras Mandela estuvo preso las pintadas callejeras de las células de Umkhonto grafiteaban la siguiente consigna en las paredes del apartheid: «Somos la Lanza del Poder Popular: Su fusil. Mandela Resiste».
Es realmente grotesco que la derecha local exalte la figura de Mandela . Esta » exótica » representación de no se sabe qué , día a día se esfuerza por batir sus propios récords de imbecilidad .