Las 12, ¿un año escrito solamente por mujeres?

Hace poco mas de un año, en las primeras reuniones de edición del entonces futuro suplemento de mujeres de Página/12, se discutían acaloradamente varias cuestiones y se olfateaba, como es norma en este diario, que todo aquello que despierta el debate encendido entre directores, editores y redactores, tiene jugo. Se había echado una hojeada a los suplementos femeninos de los diarios nacionales y a también a los de diarios extranjeros, y estaba claro que no era nada de eso lo que se quería hacer. Se bosquejó, entonces, un suplemento gráficamente rico,escrito y pensado solamente por mujeres, que abarcara desde política o internacionales hasta moda y decoración. Se intuía que de todo, también de estos últimos rubros usualmente asimilados a los «servicios», se puede hablar con inteligencia y profundidad, que el truco finalmente siempre consiste en hacer notas interesantes. Pero entre decir y hacer hubo un mes clave – abril del año pasado- en el que todavía flotaban las preguntas de aquellas primeras reuniones en las que se decía qué dotación genética iba a tener Las/12. Algunas eran:

-¿Por qué un suplemento escrito por mujeres? ¿Acaso las mujeres no escriben en el diario?
-¿Por qué una «mirada de mujeres»? ¿No se supone que esa mirada está desparramada en todas las secciones?
-¿Escrito solamente por mujeres? ¿Eso no es discriminar a los varones?
-¿Y escribir sobre qué? ¿Moda, belleza,gastronomía, decoración? Las lectoras nos van a tirar el suplemento por la cabeza.
-¿Un suplemento de mujeres que sólo podría nacer de un diario como Página/12? ¿El costado femenino de las noticias de política, sociedad o internacionales? Suena bien, pero andá a hacerlo…

En abril de 1998 las/12 salió a la calle con una nota de tapa que en su momento resumía aquellas intenciones. «El cliente»era mirar el incipiente tema que se iba a llevar mucho espacio en los diarios y en los noticieros durante todo el año, pero cambiando el eje: en el debate de código de Convivencia Urbana de la Ciudad de Buenos Aires todo el protagonismo se lo llevaban hasta entonces las prostitutas y los travestis, por un lado, y los vecinos de Palermo, Flores o Constitución, por el otro. Las/12 habló, entonces, de quienes pagaban por tener sexo, y buceó en los motivos que llevan a un hombre a preferir pagar a seducir. Aparecían los testimonios de hombres melancólicos que confesaban que «se va de putas porque una mujer siempre agustia, y las putas no», o de hombres exitosos que admitían que «a las minas siempre las veo venir con el signo $ en los ojos, así que agarro el teléfono y me aseguro el toco y me voy». Después fueron llegando, cada semana, otros temas en los que siempre e indefectiblemente la clave estuvo no sólo en diferenciar los intereses femeninos de los masculinos, sino además en abrir debate entre las mujeres, dando por sentado que esa entelequia que algunos llaman «la mujer» no existe. Las tapas fueron dando cuenta de un lenguaje y un tono que después de un año ya constituye la identidad del suplemento. No vamos a enumerar todas, pero a algunas de ellas elegimos recordaras porque nos gustaron, porque sirvieron para que programas radiales o televisivos las usaran como disparadores de debates, porque grupos de mujeres de diferentes ámbitos las usan hoy como material de consulta. Por ejemplo «Mujeres y corrupción», «Por qué matan las mujeres», «El fin de la intimidad», «Las mujeres hablan sobre impotencia (sin parar)», «Madres NN», «HIJOS», «Juguetes eróticos», «Histeria masculina», «Aborto y denuncia», «Clitoris», «Madres lesbianas», «Ilegales, legos y solas» «Bisexualidad» o «Autoerotismo».

En los grupos de mujeres consultados por las empresas Entrepreneur antes de la salida a la calle de Las/12 fue evidente que las consultas no reconocían en ninguno de los suplementos femeninos de los diarios nacionales rasgos de identificación o pertenencia como lectoras. «Lo miro pero no lo leo», «No trae nada que importe» o «Lo conozco pero no me acuerdo como es», eran las respuestas tipo. En este año de vida, Las/12 generó, a juzgar por el rebote que cada semana llega a la redacción a través de e-mails, cartas, llamados y cometarios, una complicidad que nos enorgullece, tanto de parte de mujeres como de varones. Que a quienes hacemos este suplemento nos encante hacerlo debe contituir, simple y cristalina, una clave e esas que el marketing todavía no logró reemplazar ni sustituir. La sintonía entre lectoras/es y periodistas sigue siendo una alquimia bendita.

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