Ese duelo

Dos días después de hacerme un aborto, fui a una reunión social en la que había una mujer que poco antes había perdido su embarazo de seis meses. Todos trataban de estar alegres y ocurrentes, pero al mismo tiempo de medirse, de guardar cierto recato. Y aunque esa mujer era muy fuerte y conversaba y sonreía, costaba mucho esfuerzo disipar la nube de angustia y sufrimiento que la envolvía. Me acerqué a ella en un momento, y a pesar de que no nos conocíamos mucho, me habló de lo que le había pasado. Me dijo que tenía la sensación de que todo era irreal. Me dijo que su cuerpo estaba en esa fiesta, pero que su alma estaba en otra parte. No sé por qué me lo dijo a mí, pero la escuché. Yo del aborto no le dije nada. ¿Qué iba a decirle? ¿Qué yo había decidido interrumpir un embarazo, justo a ella que no lo había decidido y lo había perdido? Era claro que esa mujer estaba sumergida en un duelo del que le costaría mucho salir.

Del duelo del aborto, en cambio, no se habla. Como no se habla del aborto, no se habla del duelo del aborto.

Déjenme decirles a los que creen que de este tema todavía tampoco se puede hablar, que una mujer, si llega a la instancia del aborto, llega acorralada y descentrada. Y llega sola. El momento que va desde saber que se está embarazada al momento en el que una abre las piernas en un lugar sórdido y rodeada por desconocidos es un trance emocional de los más duros, difícil de describir, un trance por el que pasan tantas mujeres y sobre el que sin embargo no hay una sola línea escrita. La soledad es completa.

En muchos casos, esa mujer viene de librar una batalla interna feroz. Porque una parte de ella está dispuesta al embarazo. Quizá no a la palabra embarazo, quizá ni siquiera a la idea, pero en el cuerpo de esa mujer, entre sus células y las de ese embrión, se está gestando también un vínculo. Hay tejidos que se comunican, y sangre que se mezcla, y hay millones de partículas biológicas enamorándose de ese nuevo ser, porque nuestro cuerpo está preparado para el amor, no para el rechazo.

No es necesario que un grupo de fanáticos nos diga que eso que late ahí está vivo. Ese es el desgarro, ésa es la pesadilla. Eso es lo que muchas mujeres que abortan sienten y no pueden hablar con nadie. Eso que late ahí está vivo y es en potencia lo que cada una de esas mujeres alucinan en noches de insomnio. No es necesario el recordatorio de los pro-vida. Vaya nombre. Pro-vida es nuestro cuerpo, que ama más allá de nosotras.

Y a medida que esa mujer comprende que no puede ser madre, porque psíquicamente no puede, porque eso pasa, porque así es la cosa, porque nada en ella logra constituirse en un impulso que la haga vencer adversidades, porque esa mujer es débil o porque tiene mucho miedo, no es que elija abortar: comprende que no le queda otro remedio. No hay muchos posibles peores momentos en la vida de una mujer. Se paga. Por el aborto no sólo se paga en consultorios clandestinos, también se paga un precio mucho más alto con el tiempo, gota a gota, en visiones, en inquietudes, en tristeza sin motivo aparente, en remordimiento.

Ninguna mujer aborta algo que al menos por un instante, en su conciencia, no haya sido su hijo. Y si se llega a hacerlo, si se llega a tomar esa decisión tan dura, es porque sencillamente no se puede seguir, no se tiene resto, no se tiene coraje, no se tiene deseo. Hay momentos en los que algunas cosas no podemos. Es así, ultramontanos: hay momentos en los que algunas cosas no podemos. Así nos hace la condición humana.

Hablar del aborto es necesario para poder decir algunas de estas cosas.

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8 comentarios

  1. Leí en una de tus contratapas que decías que la identificación con quien mira y escribe nos hace sentir menos solos.
    Como vos y tantas otras mujeres, yo también aborté y lo que no me permitió sentirme sola fue haberlo encarado desde mi lado más militante y reivindicativo de la necesidad que tenemos las mujeres de elegir.
    El duelo, claro, en mi caso, fue mi secreto y tal vez mi tiempo de mayor soledad. Gracias. Leí tu nota recién, me siento menos sola. Gracias otra vez.

  2. Cuando leí tu notá, me acordé de una amiga que pasó por algo parecido. Ella, a veces, tiene sentimientos encontrados al respecto. Es que su historia es medio jodida: había quedado embarazada a los 15 de un hijo de puta que le pegaba y que, encima, le hizo la croqueta para que lo tuviera.
    Los padres no reaccionaron tampoco del mejor modo y medio que la obligaron a abortar (no veo mal el aborto, sino que haya sido algo obligado. No sé si me explico.). Yo no los juzgo por lo que hicieron porque debe ser una situación muy jodida para ellos también, pero pienso que tener un hijo o no debería ser una decisión pura y exclusiva de la mujer embarazada. Ni el estado ni la familia se deberían meter. Incluso tampoco deberíamos influir los hombres porque, después de todo, la que lo llevan adentro son ellas…

    Como decía, fue algo muy traumático para ella. Y, a veces, pienso que gracias a la clandestinidad en que se hacen esas cosas podría no haber vivido para contarlo.
    Ella lo pudo contar, por suerte. Otras no.
    Cuando leí la nota, me acordé de ella y de sus sentimientos al respecto. Gracias por la nota.

  3. Hola, buscando información sobre tu nuevo libro, llegué a tu página y enseguida me acordé de esta nota. La había leído en página, donde te mandé en ese momento un comentario. La sensasión que me provocó la nota en ese momento es la misma hoy: por fin escuchar una voz que está ausente en todo el debate por el aborto. No es nada fácil sostenerla, alzarla, todas las veces que lo hice entre círculos pro legalización del aborto, no recibí más que críticas, o a lo sumo, la mirada respetuosa pero escéptica de quienes notaron la evidencia de mi experiencia personal, tiñiendo mi opinión al respecto. Entonces, todo se reduce a estar a favor o en contra y cualquier intento de ahondar en otros niveles, dimensiones del asunto, se pierde en una disputa cerrada en posturas estáticas y esquemáticas: la moral o el derecho.
    Te felicito por la nota, muchas nos debemos haber sentido reflejadas en ella, demostrás una vez más que tu mirada es particular, propia y provocadora, sin tratar de imitar fórmulas conocidas y de celebración asegurada, sino «desencasillando».
    Estoy pensando en hacer algo al respecto, trabajo en el Ministerio de Desarrollo, con jóvenes, y siempre pienso en armar un proyecto que trabaje con chicas tanto que abortaron, como niñas-mujeres madres. Pero es difícil de abordarlo y plantearlo, como «objeto» o problemática de intervención social.
    Mi humilde hipótesis es que lo que atraviesa todo este tema es la identidad, como la posibilidad o no de pensarse protagonistas de un proyecto de vida, que muchas veces no presenta más caminos alternativos que la maternidad.
    Bueno, no me extiendo más, gracias, no calles nunca cantora, sino mueren las rosas. Ojalá algún día pueda y me anime a hacer el taller con vos.
    Saludos, lucía.

  4. Muy bueno el artículo sobre el aborto. En su momento me dio pié para hablar del tema con mi hija preadolescente.
    Creo que es un tema que siempre se encara desde la moral y ésta es una mirada diferente. No es ni moral ni inmoral, es humana.
    Mis respetos a Sandra.

  5. Gracias Sandra, leo y releo tu nota. La leí mil veces y hay fragmentos inclusive, que podría repertirlos de memoria. En el momento en que le conté a mi mamá de mi aborto, ella me terminó confesando que un año después de que yo haya nacido (hace ya 30), ella había decidido hacerse un aborto. La situación del país era difícil, mi papá no tenía trabajo y yo tenía apenas un año.
    Cuando le conté a mi papá que había abortado, me abrazó y me dijo que me podría haber muerto en esas mierdas clandestinas. Y ellos dos son quienes siempre me dieron la libertad sobre mi cuerpo, sin prejuicios.
    El lugar en donde me hice el aborto tenía mucho dolor. No estaba sucio, pero parecía.
    Tiempo después de haber pasado por esta situación sentí la necesidad de decirlo, de contar lo que me había pasado, de explicarle a mis amigos y amigas cuál había sido mi decisión y por qué la había tomado. Y fue para mí un alivio muy grande. Poder sacarme este peso que me ahogaba, poder llorar en esos hombros que me entendían, porque también entienden la vida como yo.
    Sin embargo, y a pesar que no tuve mucho que esconder, hasta hoy sigo llorando, cuando me acuerdo del día en que fui a hacerme la ecografía y la obstetra me dijo: “Te felicito, vas a tener un embarazo hermoso”. Y yo ya no podía tener a mi hijo. También me estremezco cuando recuerdo las palabras de mi ginecóloga el día después del legrado, diciéndome que lo mismo duele, que cuando uno tiene un hijo duele mucho, y cuando no lo tiene mucho más, porque entonces duele todo y que esto era así, que me quede tranquilo, los dolores se iban a calmar pero la tristeza no, y que eso iba a ser para toda la vida. Y tenía razón.

  6. Hola Sandra. Hace ya más de 20 años, leí una contratapa del entónces Página/12, que me conmovió y me acompañó durante mucho tiempo. Creo que era para mi algo así como el manifiesto de la fraternidad de las que «saben de qué se trata». La recorté, la doblé prolijita y la llevé un buen tiempo en mi billetera…hasta que me robaron la billetera! Se titulaba «Mujer escarabajo» y por lo que pude averiguar, se publicó el 11 de Julio de 1990, pero no pude volver a encontrarla por ningún lado. Me gustaría saber si sería posible volver a tenerla.

  7. yo aborte, y no una sino 2 veces,pero no lo justifico,hoy dios me dio 3 hijos hermosos y agarrar un cuchillo y matar a uno de ellos seria lo mismo,ante un caso de abuso puedo entender tal vez la posibilidad de un aborto,pero sino no se justifica, los hijos vienen por algo, hay muchas formas de prevenirlo,yo quede embarazada a los 15 años y hoy cumple 15 mi hija,pude sola y a los 16, me pesa en la conciencia lo mismo q a muchas,pero el aborto es al salida mas fácil y la mas cobarde, así me siento, basura y como todas guardo mi secreto para mi.

  8. SANDRA QUERIDA GRACIAS POR TU COMPAÑIA, LA DE HOY CADA DÍA A LAS 9.OO, LA DE TUS LIBROS, LA DE TUS PALABRAS, LA DE TUS GESTOS. Y AQUELLA LEJANA DE LAS 12

    HACE MUCHO QUE PERTENES A MI UNIVERSO PERSONAL, A ESE GRUPO DE AMIGAS CON EL QUE SE TOMA DECISIONES EN CONJUNTO, PERO EN ESTE TIEMPO DONDE LA TAREA ES AMPLIAR Y EXTENDER EL PENSAMIENTO TU CONVOCATORIA SE NOS HACE IMPRESCIBLE.

    TE ESCUCHE HOY CON VICTOR HUGO, SABES CUAL ES TU SECRETO QUE UNIS PENSAMIENTO Y HUMANIDAD, EMPATIA, GRACIAS POR TU GENEROSIDAD. IMPORTA LO QUE PASE EL DOMINGO, SERÁ UN TRANCE DIFICIL, EN LA CALLE CODO A CODO SOMOS MUCHO MÁA QUE DOS )UN POCO CURSI, PERO ES LA VERDAD)

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