Resistir en el monte

Te vas de mi tierra

La Totorilla es una comunidad campesina integrada por siete familias, que viven en el paraje rural ubicado a 15 kilómetros de VIlla Ojo de Agua, sur de Santiago del Estero. La Familia Mendoza vive allí hace más de cuarenta años. Tres generaciones trabajaron la tierra y la cuidaron. Tienen cabras, chanchos, vacas, gallinas, quesos, zapallos, sandías, entre otras cosas.

Raúl Gustavo Báez es uno de los tantos empresarios que operan como señores feudales y amedrentan a las familias campesinas. Jamás vivió en Totorilla, y no tiene ningún acto posesorio. Ha utilizado métodos de tortura de la dictadura militar contra las y los hijos de Roque Mendoza y Gladis Galván, para expulsarlos de las tierras de las que él dice ser dueño: los ahogaba en el arroyo, y violó a su hija durante más de tres años.

A partir del programa radial que emite el Movimiento Campesino de Santiago del Estero -FM Suri Manta 89.3, una de las seis emisoras que el movimiento tiene en toda la provincia- se comunicaron para pedir asesoramiento, luego de que Báez comenzara un juicio, con muchísimas irregularidades, para desalojarlos. En ese momento la comunidad campesina pagó abogados privados que negociaron con Báez y le mintieron a la familia Mendoza: no los defendieron y el desalojo finalmente fue aprobado.

-La familia escuchó la radio, hablamos del derecho a la tierra, le decimos a la comunidad que no firmen nada si viene alguien, la tierra le pertenece al que vive y trabaja en ella. Nosotros queremos despertar conciencia, trabajar los derechos de las familias. En ese caso accionaron solos, después los acompañamos a resistir y también conocimos bien el expediente. Se resistieron desalojos en mayo y en octubre de 2018. El primero fue con matones, y en el segundo mandaron cuarenta policías- cuenta Adolfo Farías, vocero de la organización campesina.

Cuando la policía infiltrada entre los matones de Báez quiso entrar al campo, las familias, de buenas, les dijeron que no. Uno de los integrantes del paraje dijo, «Estamos organizados con en el MOCASE Vía Campesina, nos vamos a quedar porque quedarnos en la tierra es nuestro derecho. Ahora vienen nuestros compañeros». El fiscal -que tenía la orden desalojo firmada por el Juez Jozami- le dijo a la policía “Mejor nos vamos”. Raulito Báez, hijo de Raúl gritaba escondido detrás de las fuerzas: «Vayanse hijos de puta, ya los vamos a sacar».

Ese día la policía hizo base en al Escuela de Totorilla N 922. Su directora, Marité Carrizo, los recibió con café. El día anterior le había dicho a los niños y niñas de la comunidad: «Mañana ya no vivirán más en este campo, mañana los sacan de acá». Los niños llegaron llorando a sus casa. MOCASE lo denunció en el Consejo de Escuela de la Provincia. Báez, su hijo, los empresarios en general, y la justicia saben que no es lo mismo una familia desamparada que la organización. Mocase Vía Campesina ha tenido enfrentamientos con empresarios con mucho poder local, y ha podido frenar una cantidad de desmontes y desalojos.

El miedo no vive en el monte. La familia Mendoza decidió dejar de callar, a raíz de que los conflictos por la tierra hicieron que después de tantos años las víctimas pudieran hablar de las torturas a las que fueron sometidas por el empresario y su hijo.

Sobre finales de los ochenta y principio de los años noventa, Báez iba cuando los adultos se ausentaban de la casa para ir a trabajar al monte o al pueblo. Maribel Mendoza era víctima de violación y tortura de parte de Raúl y Raulito Báez en Totorilla. Después, el empresario se la llevó a su casa del centro de Villa Ojo de Agua, donde la hizo trabajar como empleada doméstica sin pagarle, y abusó de ella durante 3 años. Ella y sus hermanos Valeria, Evan, Juan y Hernán, fueron víctimas de tortura en agua congelada, de golpes y amenazas.

– Lo que hacía Báez era aplicarle la técnica del submarino, como en la dictadura, los sumergía en en el arroyo hasta que no resistía más y los largaba. Aprovechaba que no estaban los padres. Después de más de veinte años, a Valeria le quedaron secuelas, ataques psicóticos, ataques de llantos y dolor de oído agudo por el agua. Pero el que goza de custodia policial es Báez.

Ana Gladis Mendoza, fue otra de las víctimas de violación. Cuando quiso enfrentar al empresario y denunciarlo- el 7 de mayo de 2013- la asesinaron. El femicida, empleado de Báez la mató y dejó su cuerpo detrás de su casa.

-Ni él ni sus matones entraron más al campo, eso lo conseguimos. Presentamos una acción autónoma de nulidad del juicio civil, donde se discute la propiedad de la tierra, y nos aceptaron. O sea, volvemos a discutir en la justicia de quién es la Totorilla. Antes fallaron a favor de Báez, porque los abogados de la familia Mendoza no presentaron nada en su favor. En el caso del abuso sexual, tenemos grandes posibilidades de seguir adelante, porque ahora hay una nueva legislación, que empieza a correr cuando la víctima declara, no del hecho. La ley empieza a entender que la víctima no puede hablar en el momento. Hay un bloqueo psicológico. Cuando las compañeras lo ven al viejo, vuelve todo el tiempo a su cabeza lo que han vivido.
Las secuelas no se van nunca, pero la comunidad decidió.

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2 comentarios

  1. Esto es un horror .
    Zamora y su mujer ¿ qué hacen ?
    Es inadmisible..
    Hay que terminar con esto .
    Muy bien Sandra Russo por visibilizar esto .
    Seguramente el mío será el único comentario .
    A los y las porteños y porteñas sólo le interesa Capital Federal , Kiciloff …
    En fin .

  2. Es imprescindible contar con periodistas y cronistas que muestren los sufrimientos de nuestro pueblo y los movimientos de las comunidades en cada rincón de nuestro territorio. Y que esto llegue a los funcionarios nacionales: diputados, senadores, instancias del poder judicial y al poder ejecutivo. Todos los esfuerzos para todes!!!! Se necesitan leyes de igualdad y actos que consoliden la integración de toda nuestra gente. Espero un federalismo genuino y real. Gracias Sandra Russo

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