Pandemias, para prevenirlas tenemos que pensar su origen

La aparición de una nueva cepa y el crecimiento de contagios en Europa termina con la idea de que el mundo ya superó el problema. El vínculo entre la aparición del virus con la crisis climática no es atendido, de modo de que más allá de las vacunas estamos expuestos a más peste. Nota de Matías Fernández Madero*.

En estos días una nueva variante del coronavirus genera preocupación; Omicron muestra una alta contagiosidad y capacidad para escapar a nuestras defensas, tanto naturales o producto de la vacunación. La pandemia que dábamos por finalizada anuncia su continuidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que este virus demuestra el impacto que pueden tener las enfermedades zoonóticas emergentes y que, para prevenirlas, es esencial conocer cómo se originó el SARS-CoV-2. La explicación más probable al día de hoy es que un virus, circulante en una población animal, en determinado ecosistema, se haya visto obligado a dejar ese nicho para pasar a circular y adaptarse a una nueva especie y nuevas condiciones. Esta hipótesis además hay que pensarla con el telón de fondo de las ultimas conclusiones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas: la causa del calentamiento global es por la acción humana. Cambio climático, pérdida de biodiversidad, deforestación, sistemas productivos agropecuarios intensivos y situaciones socio económicas injustas son todos escenarios que están interrelacionados y es un error pensarlos por separado. Hay consenso científico de que todos estos factores junto a la invasión creciente de los hábitats de los murciélagos y otros animales silvestres, son factores de riesgo para la aparición de nuevos microorganismo patógenos, incluyendo los coronavirus.

El Síndrome Respiratorio Agudo Severo tipo-2 (SARS-CoV-2) es producido por un Coronavirus. Dentro de la familia de los coronavirus, algunos están relacionados con murciélagos, y este virus podría haber llegado a infectar a las personas directamente desde estos animales o mediante la intervención de otro huésped intermediario entre los murciélagos y las personas, de ahí su carácter zoonótico. Así ocurrió con otras epidemias producidas por coronavirus como el SARS- CoV  (2003) y el MERS-CoV (2012). Cabe aquí resaltar que la comunidad científica internacional descarta que la Covid-19 sea el resultado de un virus proveniente de un laboratorio. No obstante esto, y como parte de una tensión geopolítica internacional, algunos países, liderados por los Estados Unidos, continúan reflotando esta teoría y solicitan más investigaciones para descartar o concluir que la pandemia sea el resultado de un accidente acontecido en un laboratorio de la República Popular China. 

La pandemia golpea muy fuerte los sistemas de salud, y los gobiernos enfrentan un enorme desafío tratando de equilibrar las medidas de aislamiento preventivo con aquellas destinadas a aminorar el daño económico y social. Las esperanzas a corto plazo están puestas en las vacunas. Muchos países no cuentan con la suficiente cantidad de vacunas (África), y en otros la gente no se quiere vacunar (Europa). La falta de cobertura vacunal acrecienta el riesgo de mutaciones virales, generando cepas más patógenas y manteniendo activa la pandemia. 

Dado todo este panorama cabe preguntarse si nos daremos el espacio y el tiempo para pensar las razones que originaron esta enfermedad. Y si, una vez identificadas las causas podremos activar los mecanismos necesarios para comenzar a revertir los escenarios de riesgo. Para esto sería importante que diferentes estamentos de la administración pública comiencen a juntarse y, desde la instancia pública, pasar a un espacio de reflexión en conjunto con otros actores para analizar acciones a desarrollar. Dado los intereses económicos en juego hará falta trabajar mucho en consensos y en alianzas multisectoriales como así también en fortalecer todas las iniciativas globales que en este aspecto se estén gestando.

Para finalizar nos tendríamos que preguntar por qué, a pesar de que lo que estamos viviendo tiene características como pocas veces hemos enfrentado, la respuesta no abarca el análisis profundo de su origen y causas. Daniel Feierstein ha planteado en Pagina12 la inquietud de que ante el escenario de posibles futuras pandemias, deberíamos ver el modo de actuar antes que ocurran «para que la próxima pandemia, que podría ser muchísimo más letal, no genere este desastre». Además, continua diciendo que hay que «poner sobre la mesa aquellas actividades que se vuelven un caldo de cultivo para la aparición de estas nuevas pandemias: las modalidades de producción de profundo avance sobre la naturaleza y de destrucción del ecosistema»

Concluyo citando a Jean-Luc Nancy y su libro Un virus demasiado humano: «No basta con erradicar el virus, otras pandemias amenazan si la maquinaria sigue funcionando igual».

*Veterinario del Plan Nacional de Agricultura Familiar. Master en Epidemiología y Salud Púbica Veterinaria (Universidad de California).

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2 comentarios

  1. El panorama es desalentador .
    La humanidad está poseída por una suerte de neurosis demencial , tanatica , anestesiante . No atina a reaccionar.
    Los medios crearon un ser humano vacío de contenido .

  2. El origen puede ser natural o artificial. Sabemos de las consecuencias. Importante el origen e importante las herramientas nacionales para la defensa. Se ha echo evidente de la necesidad de contar con alta capacidad estatal para estudiar y desarrollar vacunas. Capacidad que no puede depender solo del impulso privado. Tres tipos en un laboratorio con ciertos recursos diseñan un desastre. Llama la atención que no se haya direccionado fuertemente recursos del CONICET y Universidades Públicas en ese sentido. Se ha medido más lo que haya podido salir mal frente a lo inmensamente superior bien. Este tipos de cuestiones deben ser de estado y despojarse de interés electoral. Las vacunas hacen a lo inmediato pero al futuro lo asegura esta otra capacidad. Hay que invertir a riesgo de perder mucho en ese sentido

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