Los maoríes son los tangata whenua, el pueblo que llegó a Aotearoa (Nueva Zelanda) hace más de 1000 años desde Hawaiki, su tierra natal en la Polinesia. Más allá del mítico “Haka” de sus guerreros -que es reconocido en el mundo por los All Blacks- y de sus fascinantes tatuajes, el pueblo maorí atesora una rica cultura: tallados, tejidos, leyendas, mitos y una espiritualidad fundada en deidades asociadas a las fuerzas de la naturaleza, así como también historias de lucha en defensa de sus recursos naturales y del territorio ocupado por los poderes coloniales imperiales.
Los maoríes estaban organizados en siete grandes tribus cuyos antepasados eran los “navegantes míticos” de las siete canoas en las que viajaron desde su tierra de origen hasta Aotearoa. Estas tribus, a su vez, se dividían en otras secundarias que se repartían en familias.
El jefe de la tribu, el “ariki”, era descendiente de un antepasado noble, que cuanto más antiguo más grande era su prestigio. El ariki ostentaba poder político, religioso y económico. Además, conocía la historia de su pueblo, instruía a los jóvenes e interpretaba los signos de los dioses. Sin embargo, los asuntos que afectaban a la tribu no los resolvía el ariki en soledad, sino que se discutían en asambleas que se realizaban en el “marae”; un lugar de reunión sagrado que se utilizaba para encuentros religiosos y sociales.
La clase media estaba formada principalmente por los guerreros de la tribu, los “nga tutua”; por debajo de ellos se encontraban los esclavos, los “nga taure kareka”.
Los “hapu” eran unidades de combate que funcionaban como pequeñas familias, y aunque se unían para enfrentarse al enemigo, cada uno seguía obedeciendo sólo al jefe de su hapu. Cuando una tribu era atacada, devolvía el golpe para restablecer el equilibrio y vengar la humillación sufrida, por lo que eran pocos los períodos de paz en la población.
El “Haka” es una danza ritual para celebrar la vida, no sólo una danza guerrera provocadora. No necesita música, sino que el ritmo se marca con palmadas y golpes rítmicos de los pies en el suelo y finaliza con un decidido paso al frente, extendiendo la lanza o los brazos y sacando la lengua. El Haka se ve también en ceremonias, recepciones a visitantes, funerales y encuentros sociales. Según la tradición maorí, el creador del Haka fue el dios Tane-rore, hijo de Hine-raumati, la diosa del verano, y Tama-nui-a-ra, el dios Sol. Tane-rore es el temblor del aire que aparece en verano debido al calor y es representado en el temblor de la danza.
Otro ritual significativo para los maoríes -que al igual que el Haka puede observarse en la actualidad- es el tatuaje facial, el “Ta Moko”. Diseños complejos o simples tallados en la piel simbolizan la historia personal de un individuo. Tradicionalmente, los hombres se hacían tatuajes en la cara, la espalda, las nalgas y los muslos. Los tatuajes en la cara son la máxima expresión de la identidad, ya que la cabeza es la parte más sagrada del cuerpo para los maoríes. Las mujeres, en cambio, se tatuaban la garganta o el mentón para indicar que estaban ligadas a un guerrero. El tatuaje también era clave en el paso de la pubertad a la adultez, y el tatuador, “tahunga Ta Moko”, era considerado sagrado para los maoríes.
Según la cultura maorí todo lo que existe posee un espíritu llamado “mana”, que es esencia y unión del hombre con su tierra. Un ejemplo de esa espiritualidad que cultivaban son las casas de tejido “Te whare pora” que no eran solo un lugar físico, si no que fueron descriptas como un “estado del ser”. Los tejedores iniciados en estas casas trabajaban en la búsqueda de niveles de conciencia elevados para estar en un estado de preparación óptimo para recibir los conocimientos. Los tejedores iniciados se dedicaron a la búsqueda de un conocimiento completo del tejido, incluidos conceptos espirituales.
El pueblo maorí tiene una extensa mitología que explica todo aquello que los rodea. Según su tradición, el mundo se creó cuando Rangi, dios del Cielo, se unió a Papa, diosa de la Tierra. De esa unión surgieron los árboles, los ríos, las montañas y también unos setenta dioses menores que permanecieron protegidos por el abrazo de sus padres, pero sin poder manifestarse. Otra entidad importante en la mitología maorí es Maui, un semidios del mar, que hizo surgir las islas del Pacífico.
En 1840, Aotearoa pasó a ser formalmente colonia de la Corona Británica mediante el Tratado de Waitangi. Se calcula que había unos cien mil maoríes en el archipiélago cuando llegó el capitán James Cook, pero para cuando se firmó el Tratado su número se redujo a unos setenta mil, debido a las matanzas y a las enfermedades introducidas por los europeos.
Las tradiciones maoríes son profundas y se han mantenido vivas en los habitantes de las islas del Mar de Tasmania a pesar del colonialismo. Si bien Nueva Zelanda se constituyó en 1907 como país autónomo con la capacidad de autogobernarse, todavía forma parte de la Comunidad Británica de Naciones.
Actualmente, los maoríes son la minoría étnica más grande y representan el 16,5 por ciento de la población. El dominio de la lengua maorí en las islas bajó del 90 por ciento en 1910 al 26 por ciento en 1950. Hoy solo el 3 por ciento de los habitantes está en condiciones de hablarla.
Recientemente, el Partido Maori lanzó una campaña para cambiar el nombre de Nueva Zelanda por Aotearoa. La palabra significa “la tierra de la nube blanca” en el idioma maorí, con el objetivo de “reflejar mejor la cultura del país”.
Es una contratapa parida por el dolor de la injusticia flagrante .
Necesitamos reparación total por este y otros temas o causas. Hemos sido vejados y veladas como sociedad. Se nos aplicó brutalmente la imposición de autoridad por parte de las corporaciones.
Cuantos crímenes han cometido el poder judicial ( con minúsculas ) , los militares , la iglesia católica ( con minúsculas) , los medios diabólicos, el poder económico.
Lo vemos a diario en otros países La iglesia católica con crímenes abominables sobre menores en Canadá y Francia ; los terratenientes en Colombia , asesinando a líderes sociales , manifestantes.
En esta causa del Memorando existió una conjunción de lo peor de la sociedad argentina : medios fétidos , poder judicial totalmente subordinado a esos medios , dirigencia política amoral y entidades representativas de la colectividad judía de derecha que juegan totalmente para la derecha israeli.
El problema fue que de por medio está Irán. El enemigo a destruir por Israel . Por lo tanto , cualquier alternativa de solución de conflicto que incluya a Irán está destinada al fracaso.
Mi apreciación y sensación es que no hay que involucrarse en nada con las entidades y colectividad judía de derecha . Siempre actúan de mala fe ; de manera capciosa , tramposa . Actúan en la sociedad argentina de manera agresiva , ladina , buscando condicionarla , extorsionandola. Son muy peligrosos . No tienen escrúpulos. Su política es la del sometimiento, a través del escarmiento.
Cristina misma habló de pecar de ingenuidad al involucrarse en este tema .
Fue un horror lo que pasó y estoy totalmente de acuerdo qye necesitamos justicia , y a gran escala.
Deben rodar varias cabezas .
Hermosa nota .
Muy ilustrativa .